Fuente: ballers.ph
El intercambio dialéctico entre Darius Garland y Tyler Herro marcaban el rumbo de un partido de alta tensión donde, como Miami tenía el apoyo del Kaseya Center, debía marcar las diferencias. Sin embargo esas expectativas se rompían al anunciarse que Garland no jugaría por lesión y su sustituto, Sam Merrill, salía a la cancha con una misión complicada de cumplir, guiar a los suyos hasta la victoria. Sobre todo porque los Cavaliers salían fríos a la pista, con problemas en la circulación de balón y sin acierto exterior. Por suerte para los de Ohio los exteriores tampoco estaban acertados y los ocho puntos de desventaja se debían al acierto de los interiores de los Heat. Así se llegaba al primer tiempo muerto del partido, gracias al que Kenny Atkinson podía meter en la cancha a un par de suplentes. Con la dirección de Ty Jerome, y la agresividad de De´Andre Hunter, Cleveland fluía en su ataque. Su circulación de balón mejoraba, su defensa provocaba balones perdidos de los locales constantemente y en dos minutos Erik Spoelstra paraba el partido con empate en el marcador tras un parcial de nueve a cero. Era inútil, los visitantes estaban desatados y, aunque Pelle Larsson rompía la sequía local desde el tiempo muerto con un triple, el parcial de veintinueve a ocho, ponía a los Cavaliers con trece puntos de ventaja para el segundo cuarto. Ni el reposo en los banquillos cambiaba la dinámica en los primeros minutos, la diferencia alcanzaba los veinte puntos y Miami se anclaba al partido con dos triples consecutivos. Así las cosas el técnico de los Cavaliers tenía que intervenir, ambos equipos presentaban sobre la pista su mejor versión de conjunto pero, como los de Ohio tenía más recursos, el intercambio de golpes les acababa favoreciendo y Spoelstra se levantaba para hablar con sus jugadores. Los Heat regresaban a la cancha poniendo más intensidad a su juego, aunque resultaba insuficiente ante el mejor movimiento de balón visitante. Jarret Allen y Evan Mobley llevaban la diferencia hasta la veintena de puntos al descanso. Mientras el Kaseya Center reposaba, los jugadores de ambos equipos se enfríaban en los vestuarios porque, mientras Herro tardaba dos minutos en abrir el marcador de los suyos, a Max Strus le llevaba tres minutos. no sorprendía, por tanto, que Miami recortase algo la distancia y los visitantes se viesen obligados a parar el partido. Cleveland subía un punto la intensidad de su juego para regresar la diferencia a los veinte puntos y, por mucho que Spoelstra intentaba impedirlo, la salida de los suplentes, con un Jerome inspirado, hacía que la respuesta de Davion Mitchell se quedase corta. Con la diferencia camino de los treinta puntos, bastaba con un mínimo arreón de Strus para finiquitar el partido. Los Heat acumulaban tres derrotas en la serie y estaban a una de la eliminación. Invitado inesperado: Ty Jerome, De´Andre Hunter (Cavaliers)
El Kaseya Center esperaba más de los Heat para el cuarto partido de la eliminatoria, esperando, al menos, llevarse una última victoria en los playoffs. Por supuesto Cleveland quería resolver la serie rápidamente y apretaba en defensa desde el inicio. A base de robar balones, y de finalizar su movimiento de balón con acierto exterior, llevaba la diferencia cerca de los diez puntos y Erik Spoelstra paraba el partido. Daba igual, sin acierto exterior, y con problemas en la circulación de balón, la ventaja visitante superaba los veinte puntos, gracias a los inspiración de De´Andre Hunter. En Miami daban gracias a que, con un triple sobre la bocina, la diferencia se quedaba en veintiséis puntos tras los doce primeros minutos de juego. El paso por los banquillos no alteraba la dinámica del juego y, pese a que Spoelstra rebuscaba en el fondo de su banquillo, nada funcionaba. Los casi cuarenta puntos de desventaja, al descanso, casi lo resolvían todo. No era necesario más de medio tercer cuarto para dar por finiquitado el partido y la serie. Invitado inesperado: Ty Jerome, De´Andre Hunter (Cavaliers)
Eliminatoria cerrada: Cavaliers ganan cuatro a cero
Fuente: sportsnet.ca
En el Kia Center sabían que el tercer partido era fundaqmental para cumplir las expectativas de Orlando si querían pasar de ronda. Las malas noticias llegaban al ver que los Celtics recuperaban Jayson Tatum , aunque a cambio perdían a Jrue Holiday. La mala selección de tiro, de ambos bandos, mantenía la igualdad en el arranque. Aunque Boston no tardaba en ponerse por delante gracias a Tatum y a su mayor acierto exterior. Con la diferencia en ocho puntos Jamalh Mosley paraba el partido. La defensa local mejoraba, atum se veía solo y, pese a que los Magic sólo encontraban punos en Paolo Banchero y Franz Wagner, era suficiente para llevar la igualdad al marcador. Joe Mazzulla buscaba hacer reaccionar a su equipo, pero el técnico local implataba una presión a odo el campo tras el parón para mantener la ensión defensiva de los suyos. Así llegaban dos recuperaciones de balón, en diez segundos, que traían aparejada una falta flagrante de Payton Pritchard y un parcial de doce a cero para Orlando que era roto por un par de tiros libres. Kripstas Porzingis hacía la primera canasta en juego visitante en cuatro minutos, y Anthony Black ponía a los locales con cuatro puntos de ventaja cuando se reagrupaban en los banquillos para afrontar el segundo cuarto. Unos doce minutos que amanecían con la mejor versión de equipo de los Celtics y un exceso de cariño de Cole Anthony con el brazo de Jaylen Brown. El empate era inevitable y la tercera falta personal de Banchero complicaba la situación. Regresaba a la pista el Tatum más inspirado y los Magic se iban del partido, el parcial encajado era doloroso y, pese a que Banchero rompía un catorce a dos de parcial, Boston se iba a los vestuarios con una decena de puntos a su favor. En el bando local sabían que su jugaban toda la temporada en la segunda mitad y salían al tercer cuarto con su mejor versión de conjunto y mucha más intensidad que los de Massachusetts. El catorce a cero encajado, en tres minutos, obligaba a Mazzulla a reaccionar. La ventaja local era escasa cuando Jaylen Brown frenaba la sequía con un tiro libre, pero Derrick White aún ardaría en meter la segunda canasa en juego de su equipo hasta la mitad del cuarto. Pese a ello, tirando de experiencia, y pese al dieciocho a uno encajado, Boston llegaba al cuarto final a tres puntos. Daba igual, los Magic jugaban con confianza y abrían un hueco que Brown buscaba recortar individualmente. Con la aparición de Banchero la diferencia se acercaba a los diez puntos y Mazzulla rescataba la versión más solida de los visitantes. Con un Tatum excepcional, y el atasco local, White empataba el marcador a poco más de dos minutos del final. Wagner hacía la primera canasta en juego en más de cinco minutos de partido para poner por delante a los de Florida entrando en los dos minutos finales. Tatum se la jugaba individualmente y fallaba, Wagner no. Restaban novena segundos y Pritchard se liaba para acabar perdiendo el balón. Wagner erraba hasta en tres opciones consecutivas y el contraataque de White ponía el partido a dos puntos para los Celtics a veintiocho segundos para el final. Wagner se tiraba un triple consumiendo toda la posesión y Boston capturaba el rebote largo y pedía un tiempo muerto para preparar la jugada. Restaban tres décimás para el final del partido y a Orlando le bastaba con cortar la línea de pase para ganar. Invitado inesperado: Anthony Black (Magic)
Para Orlando vencer en el cuarto partido era mucho más que empatar la serie, era meter el miedo en los visitantes y, como su ataque presentaba su cara más equilibrada, se ponía por delante en el marcador. Sin embargo los Celtics encontraban en Jayson Tatum y Kripstas Porzingis la solución ofensiva para mantenerse cerca y, gracias a un par de triples de Sam Hauser, obligar a Jamahl Mosley a reaccionar al verse por detrás en el marcador. El parcial, de once a cero, era finiquitado por un Anthony Black hiperactivo que dejaba el partido a un acierto de triple al finalizar el primer acto. Servía de poco porque, bastaban un par de minutos de inspiración de Porzingis, y de balones perdidos por los locales, para que la diferencia se aproximase a los dos dígitos y Mosley tenía que enderezar el rumbo de su equipo. La respuesta venía de un Paolo Banchero infatigable a la hora de buscar el aro contrario, aunque servía de poco ante el juego coral de Boston. Sin embargo, inesperadamente, la desconcentración llegaba a los de Massachusetts con la tercera falta personal de Porzingis. Un diez a cero, en noventa segundos, que dejaba tocados a los Celtics y levantaba a la afición presente en el Kia Center. Sin embargo Jaylen Brown rompía la sequía, el ataque local se quedaba atascado y tatum mantenía una ligera renta para los visitantes de cara a la segunda mitad. El tercer cuarto se convertía en fundamental y, aunque los exteriores de los Magic daban el nivel, el juego de equipo mostrado por los de Joe Mazzulla no daba demasiadas esperanzas a la afición local. Al Horford se encaraba con Wendell Carter Jr por su contundencia defensiva y el partido entraba en una sucesion de errores, que luego concatenaba con una sucesión de aciertos con Banchero y Brown de protagonistas. Porzingis se tenía que retirar tras cometer su cuarta falta personal, pero Boston sacaba su espíritu defensivo para robar balones y conseguir un parcial de nueve a uno. Nuevamente Black salía del banquillo para insuflar vida a los suyos y poner el partido a cuatro puntos de cara al último acto. Eso parecía resucitar al Kia Center, sobre todo porque los árbitros se ensañaban con Porzingis y le ponían al borde de la eliminación por faltas. Aunque sus compañeros respondían con suficiencia a la versión más acertada de Franz Wagner, era imposible evitar el empate en el marcador que llegaba a falta de cuatro minutos para el final. Porzingis y Brown abrían un ligero hueco de cinco puntos y, pese a que Horford se ganaba una técnica por no dejar espacio para sacar de banda, Orlando ya no tenía energías para la remontada. Con un Tatum inspirado se completaba un parcial de diez a uno en dos minutos y, ante la precipitación local, los Celtics tiraban de experiencia para poner el tres a uno en la eliminatoria. Invitado inesperado: Sam Hauser (Celtics)
Fuente: clutchpoints.com
Nadie en los Knicks se dejaba intimidar por el ambiente reinante en el Platinum Equity en los instantes previos al inicio del tercer partido de la serie que le enfrentaba contra Detroit y eso se dejaba notar sobre la pista en los primeros minutos. Karl-Anthony Towns marcaba las diferencias desde el inicio y JB Bickerstaff mejoraba la paciencia del ataque local. Los Pistons hacían su primera canasta en juego tras tres minutos y, con los triples de Tim Hardaway Jr, podían mantener la distancia mientras los visitantes se aprovechaban de las espaldas de la defensa local para anotar con facilidad. Sin embargo Jalen Brunson se cansaba del acierto del tirador local y le metía un dedo en el ojo, la falta era considerada flagrante y los seis puntos resultantes de ello, porque Hardaway anotaba otro triple, acercaba peligrosamente a los Pistons. El problema era que, por mucho que Cade Cunningham se activase, los de Michigan no encontraban puntos bajo el aro neoyorquino y la diferencia volvía a crecer al tiempo que se repartían tres técnicas por un abrazo de Mitchell Robinson a Paul Reed; una para cada uno y otra extra para Towns. Con el partido a seis puntos, y tanta efusividad, se esperaba un segundo cuarto bonito. Sobre todo porque Dennis Schroder se sumaba a la fiesta del triple local para mantener a los suyos cerca. El paso de los minutos traía la locura al partido y, con dos triples, Hardaway Jr completaba un parcial de ocho a cero y ponía a Detroit por delante en el marcador. La ventaja era mínima, pero Tom Thibodeau no dudaba en intervenir para cortar la reacción local. Aumentando los contactos, y con algo de permisividad arbitral, se completaba un parcial de veintitrés a seis que ponía a Nueva York con trece puntos de ventaja al retirarse a los vestuarios. La reacción local debía ser enérgica y apenas pasaban dos minutos de segunda mitad cuando el técnico visitante decidía que había visto suficiente. Sin embargo los problemas neoyorquinos no venían sólo por la falta de agresividad ofensiva, también tenían problemas para cerrar con ayudas a Jalen Duren y Ausar Thompson. Towns rompía cuatro minutos sin anotar en juego pero, pese a ello, los Pistons se colocaban a dos puntos cuando Thibodeau volvía a solicitar una reunión con sus jugadores. Esa vez los ajustes funcionaban y, para desilusión del Platinum Equity, la diferencia volvía a los diez puntos cuando arrancaba el acto final. El último cuarto nacía con más malas noticias para los de Michigan, Jalen Duren cometía su quinta falta personal, Schroder y Cameron Payne se mostraban mutuo aprecio para llevarse una técnica y, pese a que el cansancio permitía a Detroit recuperar un poco gracias un juego más repartido, Bickerstaff no estaba contento. Los jugadores volvían a la pista poniendo el corazón para, con un parcial de ocho a cero, poner el partido a tres puntos. Los neoyorquinos necesitaban nuevas instrucciones, Towns se convertía en la referencia ofensiva visitante. La diferencia se ampliaba ligeramente por la precipitación local y la aportación de Brunson y los Knicks llegaban al minuto final con siete puntos de ventaja. El triple de Malik Beasley, para recortar, era respondido con dos tiros libres de los visitantes y, pese a que los locales no se rendían, los tiros libres llevaban la victoria al equipo de Nueva York, que se ponía por delante en la serie, dos a uno. Invitado inesperado: Mitchell Robinson (Knicks)
El cuarto partido se convertía en fundamental para los Pistons tras la derrota y era normal que la dureza fuese la norma desde el inicio. La iniciativa era para Nueva York por sus individualidades, como Detroit no era capaz de cuidar el balón y los triples visitantes entraban, la diferencia superaba los dos dígitos. Por mucho que JB Bickerstaff procuraba controlar el juego de los suyos, los neoyorquinos cerraban el primer cuarto con diez puntos de ventaja. Y el segundo periodo comenzaba, de nuevo, con muchos contactos, aunque lo importante era que Detroit ni podía finalizar bajo el aro visitante y no tenía acierto exterior. Ronald Holland se encaraba con Karl-Anthony Towns porque le enganchaba para frenar una contra. El rebote defensivo se le iba de las manos a los Pistons y, como el partido se convertía en pegar y protestar, la ventaja de los Knicks se aproximaba a los veinte puntos. Sólo la versión más agresiva de Tobías Harris permitía al Platinum Equity respirar al ver la diferencia en siete puntos al descanso. Además la ilusión se recuperaba tras noventa segundos de juego de la segunda mitad porque Towns cometía su cuarta falta personal. El pivot dominicano intercambiaba opiniones con Harris y Cade Cunningham comenzaba a saber como llegar bajo el aro contrario. Un parcial de diez a cero dejaba la diferencia en mínimos y Nueva York recurría a su acierto exterior para sobrevivir. Los suplentes de Detroit subían el nivel de intensidad y, pese a la quinta falta de Harris, los locales cerraban el tercer cuarto metiendo un mate fuera de tiempo que podía haber dejado la diferencia en nueve puntos. Para los Knicks remontar siete puntos no parecía complicado, sobre todo porque el ataque local se basaba en el acierto de su base. Tom Thibodeau recurría a la defensa, a un Jalen Brunson inspirado y a dos triples de Mikal Bridges para, aprovechando el cansancio de Cunningham, empatar el partido. Los bases locales intentaban ganar distancia para los Pistons. El técnico visitante reaccionaba y se llegaba al minuto final con dos puntos de ventaja para los Pistons. Towns metía un triple de ocho metros para poner por delante a Nueva York, buscaba el aro contrario y perdía el balón por el camino. Thibodeau le daba el balón a Brunson que erraba una bandeja sencilla y Towns cortaba la contra con su quinta falta personal. Bickerstaff disponía de once segundos para lograr un tiro cómodo de los suyos. Cunningham lo intentaba desde la línea de tiros libres y fallaba. El rebote llegaba a Tim Hardaway Jr en un esquina y, pese a que el defensor le caía encima, el contacto no era considerado suficiente por los árbitros y los Knicks se ponían tres a uno en la serie. Invitado inesperado: Desierto (Knicks)
Fuente: essentiallysports.com
En Milwaukee se esperaba la reacción local para el tercer partido de la eliminatoria, el Fiserv Forum presentaba su mejor aspecto y Glen Rivers dejaba fuera del quinteto titular a Taurean Prince para incorporar a Gary Trent Jr. Sin embargo eran los interiores los encargados de abrir las hostilidades, con Giannis Antetokounmpo como principal protagonista, No tardaban en incorporarse los exteriores y Trent Jr, a base de triples, preocupaba a Rick Carlisle por mucho que Aaron Nesmith mostrase su mejor cara ofensiva. Para alivio de los Pacers, Tren Jr se iba a los vesuarios tocado físicamente y, como los suplentes de ambos equipos escaseaban en aciertos, la agresividad de Bennedict Mathurin permitía a Indiana empatar el partido al final del primer cuarto. Y el segundo nacía viendo como Pascal Siakam era suficiente para responder ante el exceso de ganas de los Bucks. Bobby Portis era el encargado de mantener a los locales en el partido. Nadie rompía porque los protagonistas inesperados de los ataques eran Kyle Kuzma y Nesmith. Sin embargo los Pacers comenzaba a meter los triples y cogían las riendas en el marcador. Rivers buscaba ajustar a los locales y Trent Jr rompía un parcial de diez a cero, pero servía de poco, Milwaukee llegaba al descanso con diez puntos de desventaja. El intermedio servía para recomponer las líneas locales, Trent Jr volvía a inspirarse en el tiro exterior y Kuzma daba señales de vida. Como además Indiana salía a la segunda mitad sin la intensidad debida, el empate llegaba en novena segundos, con un parcial de diez a uno. Se hacía necesaria una bronca en el bando visitante, aunque servía de poco. Los Pacers vivían de los tiros libres ane un Antetokounmpo agresivo en su juego. Mathurin ganaba una técnica por charlar con la estrella griega en un tiro libre y dejaba claro que los visitantes habían perdido la concentración en el juego. Por mucho que Carlisle parase el partido, y que Siakam lo intentase todo, Portis y Trent Jr ponían a los Bucks con diez puntos de ventaja para el cuarto final. Y el panorama no se alteraba en el arranque del periodo, Siakam era el único que respondía a los triples de un AJ Green inspirado. Rivers paraba el partido para incorporar a Antetokounmpo. Indiana estaba sin recursos y la diferencia se acercaba a los veinte puntos. Los visitantes lo intentaban sumando de tres en tres, pero Milwaukee tenía respuesta para cada uno y conseguía su primera victoria en la serie. Invitado inesperado: AJ Green, Bobby Portis (Bucks)
Las opciones de los Bucks pasaban por lograr la victoria en el cuarto partido y era normal que saliesen algo acelerados al partido. Myles Turner era la principal referencia ofensiva visitante y Glen Rivers paraba el partido. Indiana tenía problemas para frenar la agresividad local y la lesión de Damien Lillard, que no volvería al juego, frenaba el ambiente de remontada del Fiserv Forum. Cada vez se veía más claro que los Pacers jugaban más en conjunto y la defensa de los de Wisconsin sufría porque, además, su ataque era individualista y permitía las contras. Milwaukee no lograba anotar bajo el aro visitante y sólo dos triples de AJ Green dejaban la diferencia por debajo de los diez puntos. Los Bucks regresaban al campo con su mejor versión defensiva y TJ McConnell era la respuesta visitante ante Bobby Portis y AJ Green. Rick Carlisle cerraba la reacción y, con la mejor versión de conjunto de Indiana, la ventaja visitante era de once puntos al descanso. Milwaukee sólo podía optar por recuperar la cara más agresiva de Giannis Antetokounmpo para solucionar sus problemas ofensivas, aunque no era suficiente. La paciencia de los Pacers llevaba la diferencia cerca de los veinte puntos. En dos jugadas se producían tres técnicas reflejo de los nervios de los jugadores y, aunque dos triples locales levantaban el ánimo del Fiserv Forum, McConnell ponía orden. La ventaja visitante era de diecisiete puntos y, por encima, Indiana disfrutaba con cada ataque. La distancia superaba los veinte puntos y, pese a que Kevin Porter Jr realizaba un último intento, el público local dejaba el pabellón antes del final. Los Pacers se ponían tres a uno en la eliminatoria. Invitado inesperado: Obi Toppin, TJ McConnell, Jarace Walker (Pacers)