Fuente: clutchpoints.com
Era de esperar que Denver mostrase una cara más combativa en el tercer partido de la eliminatoria pero, a pesar del apoyo del Ball Arena, los más agresivos a la hora buscar la canasta contraria eran los Thunder que, gracias a su acierto exterior, acababa por completar un parcial de nueve a cero que asustaba a David Adelman y provocaba las protestas de Aaron Gordon, que se ganaba una técnica por ello, al no ver adecuado el criterio arbitral. Los locales se afianzaban en su juego ofensivo y los triples, de Michael Porter Jr y Jamal Murray, acercaban el marcador. En Oklahoma sufrían un parón cuando no acertaban de fuera y encajaban un ocho a cero de vuelta, comandado por un Nikola Jokic activo. Mark Daiegnault sabía que debía regresar la cara más intensa del equipo visitante y, con los suplentes apretando en defensa, y Chet Holgrem buscando el aro local constantemente, conseguía que los Thunder llegasen con una cómoda ventaja al segundo cuarto. Un periodo donde las rotaciones dejaban al ataque visitante en manos del acierto de Jalen Williams, aunque no era suficiente para frenar a los Nuggets por la buena defensa de Russell Westbrook y por un juego ofensivo más incisivo. Con Porter Jr acertando con los triples, Denver cogía las riendas del partido. Sin embargo los locales no tenían continuidad, ni en el esfuerzo defensivo, ni en el juego ofensivo, y, gracias la intensidad de Aaron Wiggins, Oklahoma mantenía las diferencias al descanso. Y el cuarto de hora de reflexión despertaba a Christian Braun y el juego de conjunto local. Con su cara más reconocible superaban unos Thunder demasiado encomendados al acierto de Jalen Williams. Como quiera que la defensa visitante se debilitaba, y Jokic crecía en el partido, en Colorado disfrutaban mandando en el marcador. La respuesta del técnico visitante llegaba con Shai Gilgeaus-Alexander tomando más decisiones ofensivas y Alex Caruso metiendo los tiros abiertos pero, pese a ello, los Nuggets llegaban al acto final con una canasta de desventaja. Una diferencia que no tranquilizaba a los visitantes, Jalen Williams era la única referencia ofensiva con continuidad y, como Denver jugaba con más paciencia cada ataque, era lògico que la igualdad del marcador no se rompiese. Con Oklahoma con tres puntos de ventaja se llegaba a los últimos setenta segundos y la posesión era local. Adelman se fiaba de Jokic y el pivot serbio erraba pero, como Gilgeaus-Alexander optaba por gastar el tiempo y realizar un tiro forzado, la posesión volvía a ser local. En la contra Murray buscaba abierto en la esquina a Gordon y este convertía el triple que igualaba el partido con veinticinco segundos por jugar. Daiegnault no quería parar el partido. El base visitante volvía a no pasar el balón como en la jugada anterior y, pese a ser más agresivo en la resolución final, obtenía el mismo resultado. El rebote era de los Nuggets faltando tres segundos por jugarse, donde Adelman le daba un tiro complicado a Jokic, en carrera y desde una esquina, para irse a la prórroga. Un tiempo extra que los Thunder comenzaban más desorganizados ofensivamente y, como los locales jugaban calmados, la iniciativa era para Denver con poco más de dos minutos por disputarse. Los siete puntos de renta obligaban a Daiegnault a reaccionar, pero los nervios de Oklahoma eran demasiados y el Ball Arena celebraba la victoria de los suyos a base de experiencia. Invitado inesperado: Russell Westbrook (Nuggets)
El Ball Arena aún no se había repuesto de la victoria de los Nuggets en el tercer partido de la eliminatoria y ya estaba por arrancar el cuarto. Ni cuarenta y ocho horas habían pasado y era lógico que ambos equipos saliesen a la pista tiesos, fallando tiros y perdiendo balones. Naturalmente la juventud de Oklahoma le daba las primeras ventajas a los visitantes, los de Colorado se pasaban cuatro minutos hasta poder anotar en juego y, con la aparición de la rotación en los Thunder, se cerraba el primer acto con un parcial de once a uno que dejaba a los locales a nueve puntos. Y los siguientes doce minutos no comenzaban mejor para Denver, hasta ocho minutos se quedaban sin meter una canasta en juego y el único consuelo era ver el partido a quince puntos por las dudas ofensivas de los suplentes visitantes ante una zona. Inesperadamente los locales comenzaban a inspirarse ofensivamente, los triples ya entraban y la diferencia bajaba de los diez puntos. Mark Daiegnault optaba por darle la manija a Shai Gilgeaus-Alexander para sumar puntos con facilidad y esto, junto con los tiros abiertos de Alex Caruso, era el motivos por los que Oklahoma llegaba con una ligera ventaja al descanso. En los Nuggets habían sobrevivido a su peor momento en la serie y salían a la segunda mitad liberados, los tiros abiertos entraban y la defensa apretaba. Pese a que los árbitros no se mostraban agradecidos con los locales, y sí con los Thunder, la ventaja era local. La defensa de Denver se aplicaba para no permitir nada cómodo a los visitantes y la diferencia llegaba a los seis puntos, lo suficiente para preocupar a Daiegnault. La solución volvía a llegar con los jugadores de rotación, Cason Wallace y Aaron Wiggins, aparte de defender, metían los tiros abiertos y en los Nuggets tenían la suerte de mantener la distancia, al cerrarse el tercer periodo, gracias a los triples. Sin embargo el último cuarto comenzaba con el acercamiento visitante porque, pese al esfuerzo local, los triples seguían favoreciendo a los Thunder y David Adelman buscaba recuperar a su equipo. Sin acierto exterior, ni puntos bajo canasta. Oklahoma hacía once puntos del tirón y, aunque Jamal Murray cerraba cinco minutos sin sumar en juego, y que la ventaja visitante no era amplia, Adelman volvía a frenar el ritmo del partido. No le venía bien a la defensa local, que ya no apretaba tanto, y las estrellas visitantes se aprovechaban de ello. El frío hacía que hasta Nikola Jokic errase tiros libres y los Thunder llegaban a los dos minutos finales con siete puntos de ventaja. Sin embargo los locales veían como la intensidad de Aaron Gordon, y los errores en el tiro de Gilgeaus-Alexander, permitían a los locales apretar el marcador pero, cuando el partido se ponía a alcance de los locales, ya no quedaba tiempo para remontar. La serie se iba a Oklahoma con empate a dos. Invitado inesperado: Cason Wallace, Aaron Wiggins, Alex Caruso (Thunder)
Fuente: givemesport.com
La baja de Stephen Curry daba a los Timberwolves una oportunidad de oro de ponerse por delante en la eliminatoria con una victoria a domicilio y sacar rédito de la titularidad de Tracey Jackson-Davis en los locales. Era lógico que, dada la importancia del parido, ambos equipos saliesen a la pista con una versión muy seria de su juego y, como Jimmy Butler encontraba el apoyo ofensivo del joven pivot que se estrenaba en el quinteto inicial, podían evitar el distanciamiento visitante. Sin embargo el paso de los minutos daba lugar al desajuste del ataque de Golden State y los balones perdidos acercaban la desventaja local a los diez puntos. Por suerte el poco cuidado del balón cambiaba de bando y, con Minnesota sin acierto exterior, Jonathan Kuminga y Butler completaban un parcial de nueve a cero que cerraba el primer acto con igualdad total en el marcador. Eso permitía ver a unos Warriors menos temerosos en el segundo cuarto, aunque igual de incautos con el balón y Steve Kerr paraba el partido. Servía de poco, Naz Reid, con sus triples, devolvía el parcial recibido con anterioridad y la diferencia se iba a los dos dígitos. Nuevamente el técnico local intervenía y, como Reid se sentaba en el banquillo, el ataque de los Timberwolves se resentía. Chris Finch buscaba frenar el ritmo rápido del partido, que favorecía a los locales, pero no lo conseguía, Golden State llegaba al descanso mandando en el marcador. Al Chase Center la circunstancia le parecía milagrosa, dado que su equipo no había metido ni un triple en la primera mitad, y Buddy Hield levantaba a la grada al convertir el primero del partido nada más salir de los vestuarios. Pese a ello Minnesota sacaba un punto más de agresividad en su juego ofensivo para demostrar que no iba a ser sencillo y los locales se adaptaban a ello. Rudy Gobert y Draymond Green se sentaban con cuatro faltas personales y Butler tenía que responder a cada intento de Julius Randle por acercarse en el marcador. Para alivio de los Warriors, Hield seguía inspirado en el tiro y podían llegar al último cuarto con cuatro puntos de renta. Un periodo donde Anthony Edwards resurgía en su acierto para acompañar la labor ofensiva de su pivot y Butler comenzaba a quedarse solo con su cansancio. Los Timberwolves se ponían por delante en el marcador y Green se desesperaba con el arbitraje al eliminarle del partido con seis faltas y la sensación de que alguna había sobrado. Así las cosas Golden State se mantenía a cuatro puntos, restando dos minutos, gracias al rebote ofensivo. Hield lanzaba un triple apretado por la defensa y erraba, a Edwards le pasaba algo similar al otro lado de la pista pero, al contar con una segunda oportunidad no fallaba. Minnesota se ponía a más de dos posesiones de ventaja y, como además a Kevon Looney se le aplicaba la falta por moverse en un bloqueo, los esfuerzos de Kuminga por levantar a sus compañeros eran baldíos. Golden State debía ganar el cuarto partido o la situación sería desesperada. Invitado inesperado: Naz Reid (Timberwolves)
En el Chase Center la tensión era máxima porque, saber que Stephen Curry seguramente no podría volver hasta el sexto partido, suponía que los Warriors tendrían que ganar uno de los dos partidos siguientes. Las complicaciones eran muchas, sobre todo viendo que Minnesota salía con el mono de trabajo en defensa y ataque. Claro que los locales no tenían problemas en responder con su ataque mejor trabajado y una buena intensidad defensiva. Nadie se disparaba en el marcador y los técnicos de ambos equipos se dedicaban a realizar pequeños ajustes. el problema visitante era ver como, pese a su acierto, Julius Randle acumulaba cada vez más juego y Golden State no desaprovechaba la ocasión; con un par de acciones de silencio arbitral, y la aparición explosiva de Jonathan Kuminga, se iban al banquillo con una mínima ventaja. Se hacía necesario algo más en los Timberwolves y los suplentes apretaban para dificultar la circulación de balón local y, como además sumaban de tres en tres, la iniciativa en el marcador cambiaba de equipo. En un partido cada vez más físico Randle disfrutaba de su inspiración ofensiva y, con la diferencia en siete puntos, Steve Kerr intervenía. Kevon Looney protegía el aro y reboteaba ofensivo, mientras que Buddy Hield y Jimmy Butler ponían los puntos. Jaden McDaniels perdía los nervios por un golpe involuntario de Hield y le agarraba de la camiseta, por la espalda, en una entrada a canasta. Los árbitros, incomprensiblemente, la revisaban y la consideraban una falta normal del juego. Eso daba más intensidad a la defensa local y Anthony Edwards aparecía para romper tres minutos sin anotación en juego con un triple. Los árbitros recompensaban la búsqueda del aro de Golden State y los visitantes veían, con alivio, como Edwards volvía a sumar tres puntos sobre la bocina del final del cuarto. El Chase Center ya creía más en la posibilidad de la victoria, aunque la renta, de dos puntos, era escasa. Y eso se dejaba notar con el comienzo del tercer periodo; con Edwards al mando de las operaciones ofensivas, y acierto exterior, los Warriors necesitaban reagruparse. Los árbitros dejaban de premiar la agresividad en el ataque loca y, como Minnesota seguía con el mismo acierto en su tiro, y su estrella no encontraba quien le frenase, la diferencia superaba los diez puntos rápidamente. Kerr se volvía a hacer presente en el partido, pero su intervención servía de poco porque, su búsqueda del aro rival se veía cohibida por Rudy Gobert y el criterio arbitral. Como además su defensa perdía vigor el parcial, de diecisiete a cero, llevaba el silencio al Chase Center. A pesar de la cuarta falta personal de la joven estrella visitante, la sensación era de ver minutos de la basura. Los Timberwolves llegaban al último cuarto con veinte puntos para administrar y la sensación de tener el partido resuelto. Golden State realizaba un último intento con sus titulares y Chris Finch lo frenaba de inmediato. La energía local era mínima, a cinco minutos del final Kerr rendía las armas y, pese a que los suplentes californianos asustaban a Minnesota con el primer triple local en toda la segunda mitad, el criterio arbitral volvía a quedar en evidencia y los Warriors tendría que sumar una victoria a domicilio para mantenerse vivos en la competición. Invitado inesperado: Donte DiVicenzo, Nickeil Alexander-Walker (Timberwolves)