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En el Phoenix Arena estaba preparada la fiesta para celebrar el retorno de su equipo a unas finales NBA y, dada la magnitud del evento, Giannis Antetokounmpo decidía no perdérselo. Su salida en el quinteto titular daba a los Bucks una gran facilidad ofensiva y, como quiera que el cuadro local también salía con las ideas claras en ataque, la igualdad era total. Era con la salida de los suplentes que la actividad defensiva de los Suns crecía, DeAndre Ayton calentaba el ambiente corriendo la pista y tenía que aparecer la estrella visitante para que la desventaja fuese sólo de cuatro puntos al cierre del primer cuarto.

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Para el segundo periodo se esperaba mucho más de las defensas en los dos lados de la pista y, en ese aspecto, el partido no decepcionaba. Tanta energía le costaba a Dario Saric una lesión sin contacto que le mandaba a los vestuarios  y los bases de ambos equipos salían de su letargo para solventar los problemas  ofensivos. Bajo esas premisas Chris Paul ampliaba la corta renta local y Mike Buldenhozer solicitaba tener una charla con sus jugadores. Asi ajustaba la defensa y, castigando la defensa de un Frank Kaminsky lento de reflejos tras sus primeros minutos de juego en casi un mes, se completaba un parcial de siete a cero para empatar el partido. Se antojaba imprescindible una rápida reacción de Phoenix, DeAndre Ayton regresaba al juego y esta venía dada desde la defensa, con las mejores ayudas defensivas del partido Milwaukee se quedaba sin anotación y veía como, corriendo tras robar el balón, Mikal Bridges daba ocho puntos de tranquilidad a los Suns para la segunda mitad.

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El tiempo de reposo para el cambio de campos traía dos novedades; por un lado se veía a la máxima estrella de los Bucks renqueante y Chris Paul sacaba su arsenal ofensivo para, con seis puntos seguidos tras  una falta flagrante de Brook López, ampliarla ventaja local por encima de la decena de puntos. El técnico visitante intentaba parar el buen arranque local pero, como ni los tiros libres entraban, el ataque se quedaba en manos del acierto exterior. Enfrente la versión más activa de Mikal Bridges bastaba para mantener las diferencias. Estaba claro que los triples no podían ser una solución a largo plazo y, pese a la nueva visita a la mesa de anotadores de Buldenhozer, el  base local seguía con su recital. Con ocho puntos consecutivos se sentaba a descansar con veinte puntos de ventaja para Phoenix y, pese a que Devin Booker no podía seguir el ritmo anotador de Khris Middleton, la ventaja local para el último periodo era de dieciséis puntos.

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El partido amenazaba con finiquitarse en pocos minutos y no sorprendía ver a todas las estrellas visitantes sobre la pista. Monty Williams respondía al quinteto bajo de Milwaukee poniendo a Jae Crowder como falso pivot y dando la dirección de juego a su base titular. Los contactos aumentaban, Cameron Payne se soltaba en ataque pero no era suficiente ante la versión más coral visitante. La diferencia bajaba de los diez puntos y el técnico local necesitaba un parón en el partido para introducir a su pivot. Paul cobraba protagonismo, sobre todo en ataque, y el alivio, con sus buenas decisiones, era inmediato para los Suns. La diferencia volvía a los dos dígitos. Los intentos finales de Antetokounmpo eran insuficientes, los recursos ofensivos de Phoenix eran múltiples. Los Suns se llevaban el primer partido de las finales. Invitado inesperado: Cameron Johnson, Cameron Payne (Suns)