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Un ambiente más optimista rodeaba el Oracle Arena en los instantes previos al cuarto partido. Klay Thompson y Kevon Looney volvían a la rotación y la afición local no tardaba en entrar en calor. Y es que ambos equipos salían a toda pastilla; con poco acierto en el tiro y muchos balones perdidos. El paso de los minutos les permitía desfogarse y, poco a poco, la iniciativa era de  Golden State porque mostraba una versión menos individualista. Además los Raptors estaban poco acertados con los tiros abiertos y Nick Nurse paraba el partido viendo que la diferencia se acercaba a los diez puntos. Pese a su intento por controlar la situación, Alfonzo McKinnie y Kevon Looney se convertían en una pesadilla ofensiva bajo canasta, la diferencia alcanzaba las dos cifras y Kawhi Leonard era la única solución ofensiva canadiense. Cinco puntos consecutivos de la estrella visitante, y una canasta anulada a Stephen Curry tras revisión por estar fuera del tiempo de posesión, permitían a Toronto respirar con más tranquilidad. Al cerrarse el primer cuarto estaban a seis puntos.

De cara al segundo cuarto se veía otra actitud en los forasteros. Serge Ibaka surgía del banquillo para dominar las zonas y Shaun Livingston tapaba como podía la situación hasta el retorno de los titulares a la pista. Los Raptors comenzaban a olvidarse de circular el balón, el abuso del bote facilitaba la defensa local y, con un buen juego de equipo, y la inspiración de Thompson, los Warriors volvían a rozar la decena de puntos de diferencia. Otra vez era necesaria la llamada al orden de Nurse para propiciar un mayor reparto del juego. Golden State se mostraba ansioso según se acercaba el descanso y, por su propia precipitación, la diferencia era de apenas cuatro puntos al retirarse a los vestuarios.

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El regreso a la pista, tras el cuarto de hora de rigor, presentaba a unos Warriors fríos y, sobre todo, a un Fred VanVleet que se había ganado la titularidad en el bando canadiense ante los problemas ofensivos del equipo. De esta forma Leonard comenzaba el cuarto con dos triples consecutivos, que ponían por detrás en el marcador a Golden State por primera vez en el partido. Era mala señal, como también ver una expresión de dolor en Thompson tras un mal gesto. Sin embargo, lo  que más desesperaba a la afición local, era ver como el ataque canadiense no se cansaba de pasar el balón hasta encontrar el tiro adecuado. Así las cosas Draymond Green se ganaba una técnica y la ventaja visitante no terminaba de crecer por la agresividad defensiva  que mostraban los Warriors. Pese a ello, Steve Kerr quería controlar el partido. No era posible, Nurse imponía un marcaje cara a cara a un Curry cansado y sus compañeros no sabían leer la situación defensiva de caja del resto de la defensa. El base local hasta erraba un tiro libre y el técnico de Golden State buscaba solucionar la situación con un quinteto bajo. Tampoco era una solución viable, Toronto sabía encontrar a Ibaka en buenas situaciones de anotación y, por encima, Leonard volvía a despertar con siete puntos encadenados. El agobio en el bando local dejaba ver miradas de reproche y no sorprendía que la diferencia fuese de doce puntos cuando el tercer cuarto llegaba a término.

Si algo había caracterizado a los Warriors durante todo el año era su facilidad anotadora y, pese a la complicada situación, el Oracle Arena buscaba un rayo de esperanza con la apertura del acto final. Sin embargo, Golden State no presentaban recursos ofensivos ante la versión más coral canadiense la diferencia crecía. Ni la retirada a los vestuarios de VanVleet, tras un corte bajo el ojo por un codazo involuntario de Livingston, permitía el acercamiento. Los intentos californianos eran individuales y el técnico visitante confiaba en Lowry para calmar la situación. Los intentos de los Warriors carecían de continuidad, los árbitros desesperaban a Curry y el partido se moría con la diferencia siempre constante en torno a los diez puntos. Los Raptors alcanzaban su tercera victoria en la serie, tenían la oportunidad de ganar las finales ante su afición. Invitado inesperado: Serge Ibaka, Fred VanVleet (Raptors)