Unas horas antes del partido, ya había noticias poco favorables para Golden State. Estaba claro que, de momento, no podrían contar con Andre Iguodala; mientras, los Cavaliers, sí podrían contar con Kevin Love. Tras la interpretación del himno,por Nayah Damasen, todo estaba preparado para un nuevo enfrentamiento entre las franquicias dominadoras de esta década. Y ambos equipos salían dispuestos a demostrar, que no era algo casual.
La alta intensidad, y el ritmo de anotación, auguraban un partido espectacular. Cleveland se mostraba, en inicio, con las cosas más claras en ataque y defensa. Stephen Curry se desperezaba para evitar sustos y el juego se volvía cada vez más fluído, con constantes canastas en ambos lados de la. Por un lado, LeBron James se mostraba imparable al acercarse al aro; al otro lado, los Warriors explotaban la velocidad de sus ataques. Así las cosas, el marcador no rompía hacia ningún lado y lo más destacable era ver como JR Smith caía encimma de Klay Thompson, enviéndole a los vestuarios para ver posibles daños en la rodilla. Por suerte, los médicos daban autorización a su regreso a la pista y los Cavaliers tenían una mínima ventaja en el marcador al finalizar el primer cuarto.
El segundo cuarto devolvía a la pista una versión local mucho más coral. Sin embargo, LeBron encontraba el apoyo de Larry Nance Jr y Cleveland se ponía con siete puntos de ventaja. Steve Kerr quería despertar a sus jugadores, porque la defensa de Golden State flojeaba en intensidad. No funcionaba del todo pero, el desacierto en el tiro visitante, permitía un ligero acercamiento en el marcador. Tyronn Lue, viéndose todavía con ventaja, daba un ligero descanso a su estrellas y el equipo de Ohio doblaba la ventaja en poco tiempo; jugando con mucho orden e intensidad. Ante los problemas, los Warriors se ponían más serios y, cuando LeBron regresaba a la cancha, la diferencia estaba donde la había dejado, y el parcial local continuaba con el de Akron en pista. Un parcial de trece a dos, en cuatro minutos, donde la fiereza defensiva local llevaba a Draymond Green a arañar el ojo de LeBron y los de la bahía de Oakland podían disfrutar corriendo. Ni la tercera falta del pivot local, y posterior técnica, impedían a Curry empatar el partido con un triple desde mediocampo sobre la bocina.
Sorprendía, Steve Kerr, colocando a JaVale McGee de titular al inicio de la segunda mitad por un apagado Kevon Looney. Y el pivot no tardaba el pivot en darle la razón a su técnico, su intimidación hacía que James no buscase el aro y su frescura de piernas le permitía desplegarse al ataque con velocidad. Los siete puntos de ventaja adquiridos en el arranque, obligaban al tiempo muerto visitante. Lue ordenaba bajar el ritmo, el pivot local se iba al banquillo tras fallar una canasta fácil y LeBron se mostraba como el amo del partido. Un parcial de siete a cero era cerrado por Looney con un rebote ofensivo y la única preocupación visitante era la cuarta falta personal de George Hill; Cleveland volvía a coger las riendas del marcador. La respuesta local era inmediata; con un poco más de intensidad, y LeBron perdiendo energía y acierto en cada choque con la defensa, Golden State llegaba al cuarto definitivo con seis puntos de ventaja.
Una distancia que los Cavaliers no tardaban en difuminar; con un buen movimiento de balón, y Klay Thompson como única arma ofensiva local, el parón era obligado. Con los suplentes inspirados, Cleveland podía respirar, pero, pese a ello, LeBron se mostraba nervioso con el arbitraje. En los Warriors la situación era tan apurada, que los puntos los tenía que poner Looney. Para alivio del Oracle Arena, los Cavaliers erraban en dos ataques consecutivos y aparecían dos triples que parecían salvar la situación para el cuadro local. Con seis puntos de ventaja, entrando en los cuatro minutos finales, Golden State se centraba en administrar la ventaja; y se equivocaba. Bajando las pulsaciones LeBron retomaba el control de la situación y, como los de Kerr abusaban del uno contra uno, el marcador se apretaba. Un dos más uno de LeBron, ponía a Cleveland por delante. Kevin Durant se precipitaba buscando el choque contra la defensa, le señalaban ataque pero, tras la revisión, tenía dos tiros libres; para desesperación visitante que veía a Durant empatar el partido. LeBron era el más enfadado, porque consideraba que estaba bien situado al ganar la posición; pero aplacaba los nervios y hacía una canasta rápida. Curry se picaba y sacaba un dos más uno. LeBron buscaba un corte de Hill hacia canasta y, Klay Thompson, viéndose sorprendido, mandaba al base a lanzar dos tiros libres con cicno segundos por jugar. Metía el primero, erraba el segundo y el rebote era de JR Smith. Inexplicablemente, se iba con el balón hasta el medio campo y los Cavaliers perdían cualquier opción de ganar el partido. La prórroga era un regalo para los californianos.
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Y como tal la afrontaban. Se habían quitado un peso de encima y, en dos minutos, completaban un siete a cero que desquiciaba a un LeBron demasiado cansado. Comenzaba a verse demasiado solo y se tenía que comer el balón en alguna posesión. Los Warriors no despreciaban la oportunidad, jugando muy sueltos en ataque y, con un Sahun Livingston de inesperado protagonista, ponían la diferencia en los diez puntos tras un triple de Draymond Green. El pivot calentaba a la grada con sus gestos, y a la plantilla visitante. Klay Thomspon cerraba el marcador con un triple restando un minuto y LeBron se calentaba con un Curry picajoso buscando la canasta. Mientras ambos discutían, el juego continuaba y Tristan Thompson le hacía una falta a destiempo a su homónimo local. Era expulsado y Draymond Green no perdía el tiempo en celebrarlo en su cara; el pivot se lo quitaba de encima echándole el balón a la cara y lo mejor era que el final del partido estaba cerca. El Oracle Arena celebraba un sufrido triunfo. Invitado inesperado: JaVale McGee, Shaun Livingston (Warriors).