MARACANÃ 2014, DONDE YACEN LOS HÉROES

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13 de julio de 2014. Río de Janeiro. Estadio Maracanã. 64 años antes, un delantero nacido en la pequeña Uruguay, de nombre Alcídes Ghiggia, silenció a las más de ciento cincuenta mil almas brasileñas que se congregaron para ver a su equipo alzar al cielo azul de la ciudad costera el dorado trofeo con la efigie de la Victoria griega y bautizado como Jules Rimet, en honor a su progenitor. A falta de 10 minutos para la conclusión, el ariete celeste ganó en carrera al defensor, llegó casi hasta la línea de fondo y, cerca del área pequeña, divisó el hueco junto al poste bajo por donde el balón entraría décimas antes que Barbosa, el portero carioca, adivinase su intención. Era el 2-1 para la selección uruguaya. Su segundo entorchado. El sueño brasileño debería esperar 8 años más.

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Esa derrota de los locales marcó a fuego la mística del estadio. Un estadio renovado pero que conserva todo el poder simbólico en un deporte tan dado a la mitología, la adoración casi ritual de sus dioses y las tradiciones inmemoriales como lo es el fútbol. Ahí, en ese templo, junto a las cálidas playas de Río, regadas por las azules aguas del Atlántico y cuyos cielos guarda celoso el Cristo del Corcovado, se disponían a luchar por el mundial Alemania y Argentina. Ya no eran ni Uruguay ni Brasil. Los tiempos cambian y los astros favorecen a otros equipos. De aquel lejano 1950, sólo Brasil repitió presencia en la ronda final. Uruguay, entonces campeona, cayó apeada en octavos frente al talento emergente de Colombia. Suecia, tercera, no llegó a pisar tierras brasileñas y España, llegando como defensora del cetro y cuarta clasificada entonces, cayó amargamente en primera ronda. Brasil, que endosó sendas goleadas a Suecia y España, se llevó un correctivo igual que el que recibieron los escandinavos: 1-7. Esta vez fue la máquina teutona, engrasada con ciertos aromas de fútbol mediterráneo, la que aplastó a la canarinha. El rival germano para la final se dilucidó en un duelo sucio y rácano disputado entre los Países Bajos, traidores al fútbol total que ellos mismos llevaron a la gloria del perdedor en 1974, y Argentina. Una Argentina desalmada, con dos pinceladas tácticas y encomendada cual marinero temeroso de Dios bajo una tormenta a su único faro y guía: Lionel Messi. Pero en ocasiones la magia no es suficiente y para él, sus hechizos cayeron en el olvido hace mucho más tiempo: una tarde-noche oscura en Barcelona, cuando ingresó, después de muerto, cual Cid campeador, en el terreno de juego para vencer con su sola presencia al Paris Saint Germain en un partido de cuartos de final de la Champions League. Desde entonces, deambula por el césped, ofreciendo ligeras chispas de lo que antaño fueron llamaradas. Esas chispas sirvieron a su selección para acabar con sus rivales de la fase de grupos y en octavos de final contra los Suizos. En cuartos, contra Bélgica, fue un actor secundario, denostado en su antiguo equipo por no aparecer en los peores momentos, quien salvó la papeleta argentina. Contra los Países Bajos, Messi, por un tiempo, recordó a aquel guerrero fallecido del Camp Nou. Su pequeña pero imponente efigie llenó de miedo los temerosos pies de los jugadores y del entrenador orange, quienes fiaron su suerte en el torneo a los lanzamientos de penaltis. Pero ahí, las monedas al aire cayeron sobre los ojos de Cillessen, portero holandés, para así poder pagar a Caronte su viaje a Brasilia para luchar por el tercer puesto. Argentina iba a Maracanã vestida de azul oscuro, con un héroe condenado que desconoce su destino y dispuesta a afligir la más sonada de las derrotas a su enemigo mortal. En casa. En su templo. Con sus armas. Contra su gente.

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Los brasileños, sabedores de la magna afrenta que la albiceleste pretendía, se alinearon con su  impalcable verdugo de semifinales. Con un público en contra, Argentina entregó el control del balón a Alemania, pero esta no acertaba y los rápidos contraataques del rival parecía que les fuesen a quitar el mundial. Messi amagó con volver durante la primera media hora. Su sola presencia, como ya hiciese ante los Países Bajos, acongojó a la defensa germana. Y cuando tuvo su ocasión, al inicio de la segunda parte, cuando su figura volvió a emerger brevemente, mandó el balón a centímetros del palo largo de Neuer, el titán que guardó la meta teutona. Y otra vez Higuaín, héroe contra Bélgica, justificó las críticas vertidas sobre él desde la capital de España y, aún en la primera parte, remató mal un balón certero solo frente al portero. Poco más de Argentina. Mientras, los teutones seguían controlando el partido sin gol y cada vez con menos presencia física. Y así se llegó al tiempo extra, el tiempo de los héroes. El peso de la historia, la Mano de Dios, el penalti de Brehme, el mundial de Videla, el crecer fuera de su país, la incomprensión de sus hinchas y de sus propios patrones en la Ciudad Condal, las toneladas de premios, el Cristo del Corcovado pintado de azul y blanco… todo esto cayó sobre las espaldas de Lionel en la última media hora. Y lo hundieron. Le hicieron desaparecer en el mar. El faro de Argentina se apagó. La historia, su propia historia, fueron su losa. Götze fue simplemente el maestro escultor que cinceló sobre su lápida el epitafio final: 1-0. Alemania campeón.

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La derrota. Héctor murió a las puertas de Troya, defendiéndola. César cayó sobre las escaleras del Senado, traicionado por los suyos.  Messi cayó frente a Maracanã, tratando de conquistarla para los suyos en medio de la incomprensión y bajo la turbadora sombra de un mito aún mayor. La historia le pudo y esto quizás él aún no lo sepa, pero él es parte de esa historia: el Argentino que, solo, decidió tratar de conquistar Brasil. Y casi lo consiguió.

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Nota: Esta contracrónica es un complemento al grandísimo trabajo que los compañeros @JaviC, @Perdi y @diegol han ido haciendo a lo largo de todo el torneo. Honor y gloria para ellos:

http://www.theflagrants.com/blog/2014/07/brasil-2014-fase-final/

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6 Comments on "MARACANÃ 2014, DONDE YACEN LOS HÉROES"

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Guest

[…] Para finalizar, gracias a todos por seguir estas crónicas y emplazaros para que leáis la magnífica contracŕonica de Shaka, en el siguiente enlace, contracŕonica. […]

9 years 9 months ago

Grandísima contracrónica, Shaka. Qué leches, es una crónica en toda regla y de gran calidad. A pocos periodistas de prestigio se les puede leer algo así tan bien escrito y desarrollado a la par que ameno. Me ha encantado, no podía tener el seguimiento que se ha hecho aquí del Mundial mejor guinda. Lo releeré porque para disfrutarla completamente se necesita más de una lectura. Has elegido a Messi como protagonista de esta contracrónica. Quien mas, quien menos ha pensado que este Mundial estaría marcado por él, ya fuera para bien o para mal. Estaba escrito que era su gran… Read more »

9 years 9 months ago

Para los que dan/damos a Messi como una sombra de lo que fue, y con la temporada acabada, vamos a ver sus datos:

Barcelona: Partidos: 46 / Goles: 41 / Asistencias: 14
Argentina: Partidos: 11 / Goles: 7 / Asistencias: 2

No brilla como antes, nos tenía mal acostumbrados, pero esos números los deben hacer muy pocos jugadores en todo el mundo. Si Luis enrique sabe motivarle bien Messi aún puede ser devastador.

Pd. vuelvo a repetir magnífica contracrónica o como lo quieras llamar Shaka.

Jupiter
9 years 9 months ago

Messi está sobrevalorado ¬¬

Overrated!

9 years 9 months ago

@shaka , pues hoy la prensa deportiva culé saca en portada que Luis Enrique quiere retrasar su posición para que sea el pasador del equipo.
Para mí un error, donde Messi es el mejor es en las inmediaciones del área, si lo bajas al medio campo , como la cabra siempre tira al monte, va a querer irse arriba a resolver el partido y se creará un agujero considerable.
Esperaremos acontecimientos.

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