Fuente: larrybrownsports.com
En Nueva York esperaban la mejor versión de los locales para forzar el sexto partido y Jalen Brunson demostraba que los jugadores sabían lo que se jugaban. La única oposición visitante venía de un Pascal Siakam muy solo y, como Karl-Anthony Towns despertaba ofensivamente, la iniciativa era neoyorquina. Por encima, en los Pacers, veían preocupante que Tyrese Haliburton abusase del bote y bastaban tres triples consecutivos, dos de Brunson, para poner a los Knicks con una diferencia de dos dígitos. Los contactos aumentaban tras el tiempo muerto visitante, los suplentes de Indiana mostraban más energía y, sin acierto exterior en el equipo local, la diferencia se reducía a la mitad al finalizar el primer acto. Y la movilidad del juego visitante seguía dando problemas a la defensa neoyorquina pero, con un Towns agresivo, la distancia entre ambos equipos volvía a asomarse a los diez puntos. Rick Carlisle volvía a frenar el juego, pero a los Pacers les faltaba contundencia en las zonas y la ventaja local subía de los diez puntos tras un parcial de catorce a dos. Sin embargo, inesperadamente, los Knicks perdían el control de su ataque. el ritmo del juego subía y, como los secundarios visitantes acertaban con el tiro de tres puntos, sólo la precipitación de Indiana dejaba la diferencia en los once puntos. El tiempo de asueto recuperaba al Brunson más activo y, en esta ocasión, venía acompañado de un Mitchell Robinson enrabietado. La desventaja visitante se iba a los dieciséis puntos y Carlisle volvía a necesitar una charla con sus jugadores. Pese a ello la diferencia llegaba a los veinte puntos porque, aunque el ataque de los Pacers se ordenaba, los constantes contactos neoyorquinos les permitían recuperar el balón o los llevaban a la línea de tiros libres. Obi Toppin hacía la primera canasta en juego de los visitantes en cinco minutos de partido y se activaba en el ataque para acompañar a Bennedict Mathurin y poner el partido a diez puntos. Ante la complicada situación reaparecía Brunson acompañado por un Mikal Bridges siempre activo, el parcial era de doce a cero e Indiana llegaba al acto final a diecisiete puntos por el empeño de Mathurin. Esa actitud se traspasaba a un Jarace Walker acertado con los tiros abiertos y en Nueva York se preocupaban porque su ventaja se quedaba en doce puntos. Sin embargo el joven alero visitante tomaba un par de malas decisiones y Josh Hart volvía a ampliar la renta noeyorquina. Carlisle lo veía complicado, pero volvía a intentar recomponer al equipo. No era suficiente, sin acierto exterior la serie se ponía tres a dos y dejaba a los Knicks a dos victorias de pasar a las finales de la NBA. Invitado inesperado: Landry Shamet (Knicks)
Fuente: totalprosports.com
Pese a la victoria en el quinto partido de la eliminatoria, los Knicks se encontraban acorralados y era lógico ver como Jalen Brunson, con el acompañamiento de Mitchell Robinson, daban la iniciativa a los visitantes. Rick Carlisle cambiaba el emparejamiento del base neoyorquino; Andrew Nembhard no le dejaba respirar, los triples de Indiana entraban y Pascal Siakam era el líder de los suyos ofensivamente para aprovechar los balones perdidos de Nueva York. Tom Thibodeau buscaba aliviar al ataque visitante con más movimiento de balón, el rebote ofensivo les daba aire a los Knicks y, como Tyrese Haliburton no encontraba su ritmo de tiro, los Pacers necesitaban de sus pivots suplentes para cerrar el primer cuarto con una mínima ventaja. El segundo acto despertaba la mejor versión ofensiva de OG Anunoby y, a pesar de que Siakam lograba mantener la igualdad en el marcador, su técnico paraba el juego. La defensa de Indiana apretaba, el lanzamiento exterior volvía a funcionar y ahora eran los neoyorquinos los que frenaban la actividad sobre la pista. Karl-Anthony Towns se quejaba de su rodilla y ponía en alerta a su banquillo, aunque volvía a jugar casi inmediatamente. El partido se ponía más físico y los tiros libres se repartían por doquier, Haliburton y Siakam aprovechaban las contras y Nueva York necesitaba de su mejor juego de equipo, y del acierto de Mikal Bridges, para llegar al descanso a cuatro puntos. El Gainbridge Fieldhouse veía cerca el objetivo y el arranque la segunda mitad era excelente para los intereses locales, a base de triples la diferencia superaba los diez puntos porque la defensa local (liderada por Nembhard) marcaba el ritmo del partido y Thibodeau no tardaba dos minutos en llamar al orden a sus jugadores. Resurgía de sus cenizas Brunson y, acompañado de Bridges, desatascaban a los neoyorquinos. No era suficiente, la defensa local seguía intratable y los tiros abiertos de un Thomas Bryant inspirado, llevaban la diferencia a los quince puntos y Thibodeau recomponía la defensa visitante. El parcial, de siete a cero, demandaba nuevas órdenes de Carlisle. Nuevamente la defensa de los Pacers se crecía con su versión más física para poder correr, ahora el parcial para los locales era de nueve a cero e Indiana llegaba a los doce minutos finales con quince puntos de renta. El paso por los banquillos recuperaba el ánimo defensivo de los Knicks para bajar la diferencia de los diez puntos pero, con la defensa de Nembhard y la mejor versión de dirección de juego de Haliburton, los locales controlaban el partido. Nueva York se precipitaba cada vez más y Obi Toppin se unía a su base, y a la solidez de Siakam, para mantener la diferencia ceraca de los veinte puntos. Los Pacers volvían a unas finales de la NBA. Invitado inesperado: Thomas Bryant, Obi Toppin (Pacers)
Eliminatoria cerrada: Pacers ganan cuatro a dos