Fuente: basketusa.com

Tras confirmarse que Stephen Curry estaba disponible para el cuarto partido, las esperanzas de los Warriors habían renacido y, tras lo visto en el tercer partido, Steve Kerr apostaba por incorporar al quinteto titular a Otto Porter Jr. El sacrificado era  Kevon Looney y eso, tras los problemas en el rebote del tercer partido, era sorprendente. Un problema que no tardaba en mostrarse sobre la pista y, dado el juego tan físico de la defensa local, que no permitía sacar rendimiento del juego abierto de la nueva incorporación, obligaba al técnico visitante a recomponer su quinteto titular rápidamente. Gracias al acierto de Jayson Tatum las primeras ventajas eran para Boston pero, con el paso de los minutos, quedaba claro que el alero estaba muy solo. Jaylen Brown no daba llegado bajo el aro californiano y los tiradores locales no tenían espacio para lanzar cómodos desde el exterior. Además la defensa de los Celtics comenzaba a tener problemas para frenar a Andre Wiggins y tras un parcial de ocho a cero, comandado por un Stephen Curry acertado con dos triples, Golden State pasaba a tomar cinco puntos de ventaja. Ime Udoka intervenía para recomponer el orden de su ataque y la agresividad local buscando el aro ya obtenía mejores resultados. Así las cosas, un triple final desde la esquina de Grant Williams, daba la ventaja a los locales de cara al segundo cuarto

Fuente: despachoceltics.com

El reposo en los banquillos dejaba fríos a los ataques de ambos equipos y, dado ese escenario, bastaban dos aciertos exteriores de Jordan Poole para que el tiempo muerto local fuese obligado. Los titulares regresaban del banquillo rápidamente, Jaylen Brown acertaba con dos triples y, como quiera que el ataque visitante se ataba a Poole, la igualdad volvía a ser la norma del partido. Curry aprovechaba el descanso de Robert Williams III para atacar el aro local, Steve Kerr veia a los árbitros despistados y se ganaba una técnica. Los minutos pasaban y los balones perdidos comenzaban a acumularse en ambos bandos. La defensa de Golden State comenzaba a debilitarse, para alegría de Derrick White, y que su ataque abusaba del triple sin acierto, Boston llegaba al descanso con una ventaja de cinco puntos para levantar los ánimos del TD Garden.

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La reflexión en los vestuarios traía los mejores ataques californianos en todo el partido pero, como no había continuidad en su juego, y la agresividad de los Celtics hacía daño a su defensa, el partido iba a tirones hasta que Steve Kerr intervenía en el partido. El ataque californiano se estabilizaba, Stephen Curry sacaba todo su repertorio ofensivo y la precipitación local permitía a los Warriors llegar al periodo final con una mínima ventaja.

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El final estaba cerca y el TD Garden despertaba para apoyar a su equipo. Los contactos aumentaban y los ataques se encomendaban al acierto exterior. Los balones perdidos comenzaban a hacer daño a Golden State porque, pudiendo correr, Jaylen Brown disfrutaba. Los cinco puntos de desventaja obligaban a reaccionar a Steve Kerr; la defensa visitante subía la intensidad, los Celtics comenzaban a amasar demasiado el balón con el bote y la energía de Andre Wiggins comenzaba a ser fundamental. Con un parcial de siete a cero los Warriors volvían a controlar el marcador e Ime Udoka buscaba mejorar el ataque local. El balón ya circulaba, pero nadie tenía la energía necesaria para romper la defensa de Golden State y, como los triples no entraban, Boston no podía recortar la ventaja visitante. Ante semejante atasco ofensivo, de más de tres minutos, bastaba un triple de Curry para asustar al TD Garden. Por suerte Al Horford rompía, con un triple, la mala racha. Restaban noventa segundos y el balón era para los Warriors que realizaban uno de sus mejores ataques del partido y, aunque el tiro no entraba, la circulación de balón tras conquistar el rebotes ofensivo permitía a Kevon Looney anotar con facilidad bajo el aro local. La respuesta de los Celtics no era tan clara y Jaylen Brown perdía el control del balón ante la presión de la defensa visitante. El saque de banda era para Golden State, que encomendaba el ataque a su máxima estrella. Stephen Curry sacaba una falta que, aunque era discutida por el banquillo local, casi cerraba el partido. Con siete puntos de desventaja los Celtics se aceleraban jugándose un triple que no entraba y la serie volvía a San Francisco con empate a dos. Invitado inesperado: Jordan Poole (Warriors)