PREVIA FINAL FOUR EUROLIGA 2021: En busca del tiempo perdido

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Ni una temporada disputada bajo la amenaza perenne del maldito coronavirus ha impedido que se llegue hasta el final de la Euroliga, acabando con los negros vaticinios de principios de temporada que auguraban que sería imposible acabar la competición ante las sucesivas olas y los partidos aplazados. Con flexibilidad y sumo cuidado, el torneo más importante del baloncesto europeo a nivel de clubes alcanza su fiesta de final de campaña, la Final Four, el lugar ansiado al que desea llegar todo equipo del Viejo Continente. Del 28 al 30 de mayo se pondrá en juego en Colonia el trono del baloncesto continental, que ocupaba a modo de regencia CSKA Moscú ante la cancelación de la Euroliga la pasada temporada. El mismo lugar ideado para 2020 con el fin de recuperar el tiempo perdido. Así será para Efes Pilsen, que regresa a la situación que ocupaba hace un año, cuando figuraba como máximo favorito para ganar el título antes de suspender la competición. También para el Barça, ausente en esta cita desde hace siete años y en busca de ese lugar de privilegio en Europa que abandonó hace tiempo. Y qué decir de Armani Milán, la vieja gloria con la mente en recobrar el lustre que exhibió en los años 80 y 90 por todas las grandes canchas europeas. Pero tenemos tiempo de sobra para analizar a cada uno de los cuatro participantes en la Final Four en el examen pormenorizado de cada una de las dos semifinales que realizaré a continuación.

CSKA MOSCÚ – EFES PILSEN

El reinado de CSKA, actual campeón, es con toda seguridad el más largo de la historia de la competición debido a que la cancelación de la pasada Euroliga le permitió mantener el cetro sin necesidad de defenderlo, como si oficiara de regente en el trono europeo. Mucho ha cambiado desde 2019 en el equipo moscovita, un fijo entre los cuatro primeros en Europa y que sólo ha faltado en una ocasión a la Final Four (2011) desde el año 2003. Un prodigio de regularidad y un eterno candidato a la plaza de principal favorito, pero que no llega con tal distinción esta vez. No cuenta ya con el brillo de los De Colo, Sergio Rodríguez y Higgins que tanta magia y talento aportaban al juego ofensivo de CSKA. Tampoco con la fortaleza bajo aros de Hines, el pívot de bolsillo convertido en referente en la pintura durante la última década. El campeón ruso tuvo que abordar hace dos años una notable renovación ante tanta baja ilustre, aunque los nombres que llegaron no emitían los mismos destellos en la mayoría de los casos. Tampoco le ha acompañado la suerte con las principales incorporaciones. Milutinov, el fichaje estrella de esta temporada y nuevo hombre fuerte en el juego interior, se lesionó gravemente a principios de año y dijo adiós al curso prematuramente. Por otro lado, Mike James, principal arma ofensiva y uno de los jugadores más desequilibrantes de esta Euroliga, se vio envuelto toda la campaña en diversas polémicas con el club que acabaron con la salida del base estadounidense en el mes de abril. Dos bajas muy sensibles en un equipo que no goza del fondo de armario de años anteriores, pero que no impidieron que CSKA alcanzara la Final Four un año más tras deshacerse de un mermado Fenerbahçe por la vía rápida.

Will Clyburn defendido por Nando de ColoFuente: piratasdelbasket.net

La lesión de Milutinov ha forzado a Itoudis a situar a Voigtmann como falso ‘5’, un recurso que le permite abrir la cancha por su facilidad para lanzar de tres, pero le resta presencia en la zona en ocasiones. El único pivot puro, Bolomboy, es un jugador físico, voluntarioso y no tiene mala mano, pero que no pasa del papel de jugador de rotación. Por su parte, la marcha de James deja como único base cualificado a Hackett, un reputado director de juego con buen tiro, pero no se trata de una gran figura continental como lo era su anterior compañero. Estos imprevistos obligaron a CSKA a buscar en el mercado e incorporar jugadores como Lundberg o Eric, con pasado en la Liga ACB y que no son malos jugadores, pero que sirven simplemente como parche. Itoudis no cuenta con la variedad de recursos de antaño, pero no quiere decir que no cuente con jugadores cualificados. El más destacado, sin duda, es Clyburn. MVP de la última Final Four disputada en Vitoria y que ha recuperado su mejor nivel después de un año apartado por una lesión de rodilla. A su poderosa capacidad para penetrar hacia canasta ha sumado una mejora sensible en el tiro exterior y se ha convertido en el líder del equipo tras la espantada de James. En el perímetro le acompañan Strelnieks y Hilliard, tiradores brillantes en un día inspirado, pero que no destacan por su regularidad. Echando la vista a la zona, Shengelia se encarga de completar la pareja interior. Aunque no goza del mismo protagonismo que en Baskonia, luce lo suficiente para justificar su estatus como uno de los mejores ala-pívots de Europa. Por supuesto, no se puede olvidar al veterano Kurbanov, que siempre aporta su poderío físico en labores de intendencia. No son escasos argumentos, aunque sí menos que en ocasiones anteriores, por lo que no cuenta con el favor de los pronósticos para retener el título.

 

En marzo de 2020, Efes Pilsen lideraba con autoridad la Liga Regular y era señalado por muchos como el gran candidato para alzarse con la Euroliga. De la mano de un Larkin asombroso, que firmaba una exhibición tras otra en una demostración de eficacia y desequilibrio como no se veía en Europa desde hacía años, estaba en disposición de asaltar el poder con todas las bazas en su mano, pero el terrible coronavirus truncó la temporada y acabó con los sueños y aspiraciones en el que debía ser su año. Una oportunidad perdida a causa de la fatalidad y que nadie sabía si se volvería a presentar. Le costó arrancar esta temporada, con Larkin convaleciente de una operación y una plantilla que no alcanzaba el nivel soberbio de meses atrás, pero fue iniciarse 2021 y la máquina se puso en marcha a toda potencia. No sólo sumaba sus partidos por triunfos, sino que no se detenía hasta convertir en picadillo al infortunado rival que le tocaba en suerte. Una dubitativa primera vuelta impidió que acabara más arriba de la tercera plaza la Liga Regular, pero todos eran conscientes de que había alcanzado su máximo potencial y se convertía en el coco de la competición. No es para menos, puesto que hablamos del equipo con mayor talento ofensivo de toda la Euroliga, fielmente reflejado en su pareja de bases, la más poderosa del baloncesto continental. Ya hemos hablado de Larkin, que no ha alcanzado el continuo nivel de excelencia de la pasada temporada, aunque se acerca bastante, pero no se puede olvidar bajo ningún concepto al otro integrante de este dúo letal: Micic. El base serbio es un prodigio lleno de virtudes, capaz de ejecutar cualquier acción con una facilidad asombrosa, ya sea penetrar, tirar de tres, asistir, forzar personales de sus impotentes defensores. En Colonia ofrecerá su último servicio en Efes Pilsen antes de abordar la aventura NBA en Oklahoma.

Larkin perseguido por un jugador de VillerbaunneFuente: boldmedya.com

Son las dos principales amenazas del conjunto turco, pero no las únicas ni mucho menos. Si por algo se caracteriza el equipo entrenado por Ataman es por la enorme cantidad de recursos que dispone, todos ellos en el momento álgido de su carrera. Krunoslav Simon ha evolucionado de un apreciable jugador de equipo que hace de todo a anotar como nunca ha conseguido hasta ahora. Pese a su intermitencia, Beaubois supone una amenaza seria desde el tiro exterior cuando su muñeca se encuentra afinada. James Anderson queda reservado a un papel más oscuro, pero siempre puede echar una mano en defensa y el perímetro cuando se requiere. Pero si poderoso es el juego exterior, no sería justo destacar el arsenal dentro de la zona. Sanli se convirtió en una de las grandes revelaciones de la temporada, capaz de hacer estragos bajo el aro y anotar desde fuera como si tal cosa. Una explosión que ha relegado a Dunston, uno de los mejores defensores en Europa en la última década, a un rol de recambio de lujo del pívot turco y llevado al ostracismo a Pleiss, que parte como tercer hombre alto y cuenta con pocos minutos. Casi nada. Por si fuera poco, Chris Singleton y Moerman representan dos piezas cualificadas en su papel de actores secundarios, pero capaces de aportar ofensivamente cuando alguna de las principales figuras no tiene el día. Un arsenal ilimitado en ataque y al que no le falta capacidad defensiva, propiciada en ocasiones por un excesivo beneplácito arbitral que se refleja en una escandalosa diferencia de personales. Junto al Barça, el gran aspirante al título, aunque no es invulnerable. Lo demostró el Real Madrid, que se sobrepuso a dos palizas escandalosas para llevar hasta el límite a Efes Pilsen en un dramático quinto partido en Estambul. Quizá la falta de mentalidad para afrontar finales ajustados pueda ser el único punto flaco de un equipo armado hasta los dientes y dispuesto a reclamar el título que no pudo pelear el año pasado.

BARÇA – ARMANI MILÁN

Siete años ha durado la travesía por el desierto del Barça en Euroliga. Desde 2014, cuando sufrió aquel humillante 62-100 a manos del Real Madrid en la Final Four disputada en Milán, el equipo azulgrana no aparece entre los cuatro mejores equipos de Europa. La desaparición de la élite continental fue una de las principales consecuencias del periodo oscuro que atravesó el club, instalado en la permanente convulsión y la sucesión de proyectos inestables que conducían al desencanto al final de cada temporada. Un rumbo errático al que se buscó poner fin en el verano de 2019 con la incorporación de un ramillete de nombres ilustres (Mirotic, Higgins, Brandon Davies, Abrines) que conformaron un proyecto millonario y ambicioso, ideado para recuperar el lugar perdido en tantos años de zozobra. La cancelación de la Euroliga y la decepción que generó caer en la final de la Liga ACB el año pasado supusieron un freno momentáneo a esa aspiración y exigía la búsqueda de un nuevo revulsivo que encajara definitivamente todas las piezas del proyecto faraónico. Lo encontró en Jasikevicius, el técnico ansiado durante años y que ha logrado situar de nuevo al Barça entre la élite europea. Su estilo ha quedado impregnado en la plantilla, que ha asimilado todos los conceptos impartidos por el entrenador lituano. Saras ha conseguido que jugadores sin grandes aptitudes defensivas colaboren con una disciplina y un despliegue físico que convierten la defensa azulgrana en una trampa mortal. En ataque, el equipo no depende tanto de Mirotic como en la temporada anterior, a lo que ha ayudado que Higgins y Brandon Davies recuperaran su mejor nivel esta campaña.

Mirotic agarra el balón con una manoFuente: eurosport.com

Por otro lado, el juego interior ha ganado en protagonismo en los esquemas y el tiro de tres se convierte en un recurso alternativo, aunque el equipo azulgrana es capaz de lanzar mejor que nadie desde el perímetro. La dirección ha recuperado la ortodoxia y la disciplina con Calathes a los mandos y cuenta con una valiosa alternativa en el poderío físico de Bolmaro, que ya explota sus mejores cualidades y ha experimentado una sensible mejoría en el tiro de tres. Por otro lado, la gestión de la plantilla ha permitido la recuperación de una pieza valiosa como Abrines y que jóvenes como Bolmaro (a un gran nivel en los últimos partidos, superior incluso al de Calathes), Smits o Sergi Martínez hayan disfrutado de una participación importante a lo largo de la temporada. Ni siquiera la polémica salida de Heurtel de mala manera alteró la marcha del equipo azulgrana, que puso la guinda a su espectacular plantilla con el regreso a casa en el mes de abril de Pau Gasol, que ya se ha deshecho de la carbonilla en el motor tras dos años parado y está en condiciones de aportar dentro de la zona. Desde el principio, el Barça ha partido como uno de los principales candidatos al título, situación refrendada por el gran momento de forma por el que atraviesa una vez superada la emboscada tendida por Xavi Pascual en la durísima eliminatoria que le enfrentó al Zenit. De hecho, sólo Claver y Oriola (relegado tras la llegada de Gasol) se encuentran aparte de la buena dinámica del equipo. Una prueba de madurez que refuerza su posición como la principal amenaza para Efes Pilsen, el gran obstáculo en el camino de regreso al trono de la Euroliga.

 

Si a los culés les pareció larga la travesía de regreso a la élite, para el baloncesto italiano la espera resultó interminable. Desde hace diez años ningún equipo transalpino aparecía por la Final Four, un dato revelador de la decadencia por la que atravesó este deporte en Italia durante la pasada década. La caída en desgracia del Montepaschi Siena, dominador en su país durante más de un lustro, y la delicada situación de los tradicionales equipos históricos convirtió a una de las grandes potencias europeas en un segundón sin rumbo ni futuro. No escapó a ello Armani Milán, el Olimpia Milán de toda la vida, que ocupó el lugar dejado por Siena en su país, pero que no fue capaz de recuperar el brillo que disfrutó en los años 80 y principios de los 90. No escatimó en gastos, pero la enorme colección de nombres de prestigio que llegaba cada temporada acababa convertida en una banda sin orden ni concierto que fracasaba en Euroliga una vez tras otra. Hasta hoy. Al fin, el proyecto confeccionado con jugadores veteranos y del máximo prestigio continental ha fructificado a las órdenes de Ettore Messina y Armani Milán regresa a una pelea por el poder que ya estaba olvidada en el tiempo. Le costó horrores superar la eliminatoria contra el rocoso Bayern Munich, pero alcanzó la Final Four tras más de dos décadas de ausencia.

Sergio Rodríguez defendido por Eliyah BryantFuente: eldorsal.com

Desde luego, Messina no se podrá quejar por falta de efectivos contrastados. Sin ir más lejos, cuenta con una pareja de bases, formada por Sergio Rodríguez y Delaney, con experiencia, potencial ofensivo y visión de juego sobradas. Una amenaza constante en el perímetro que se une a las rachas arrolladoras de Shields, la intermitencia de Roll y Micov (tan capaces de romper un partido como de llevar a su equipo a una sucesión de tiros erróneos sin sentido) y la muñeca de Punter, uno de los mejores cañoneros de la competición y una de las grandes sorpresas de la temporada. También se deja caer por la línea de tres con mayor frecuencia Datome, una vez que su físico marca cada vez menos diferencias con el paso de los años. Tampoco falta material dentro de la zona. Hines siempre es un seguro de vida cada vez que es necesario pelear bajo los aros, como lleva haciendo tanto tiempo, y Tarczewski aporta la dureza y presencia física que se requiere en partidos más enfangados. Por su parte, Leday representa la versatilidad en el juego interior, capaz de lanzar desde fuera o cortar la zona con gran efectividad. Jeff Brooks queda para posibles imprevistos en un rol muy secundario. Moraschini y Moretti ponen el toque nacional a un equipo lleno de talento individual, pero que tiende demasiado a la dispersión y a desaparecer de los encuentros. Son habituales los colapsos ofensivos que le condenan a ceder mucho terreno en el marcador, insalvable en algunas ocasiones. Le ha ocurrido en los dos partidos disputados contra el Barça esta temporada, por lo que esta irregularidad se antoja un grave problema para plantar batalla durante toda la semifinal a un rival muy sólido y que parte como claro favorito para acceder a la final.

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