La sensación antes de iniciarse el tercer partido en Washington, era que el aficionado local necesitaba que le diesen motivos para animar. Y el inicio del partido mostraba, al menos, un poco de espíritu en su equipo. La defensa no ponía fácil la anotación a los Raptors y, en el ataque, las estrellas locales encontraban aliados inesperados. Hasta Markieff Morris marcaba el terreno con el joven OG Anunoby. Sin embargo, no tardaban en aparecer los errores en el tiro de los secundarios de los Wizards, el equipo canadiense castigaba en transición y John Wall comenzaba a sentirse solo. Scott Brooks buscaba convencer a su estrella de que iban por el buen camino, la entrada de los suplentes daba un punto más de intensidad a la defensa local y pasar el balón se convertía en un riesgo. Toronto encajaba un parcial de doce a dos, en menos de tres minutos, y se iba al cambio de cuarto por detrás en el marcador. Y el segundo periodo mostraba la mejor versión de equipo local, con las ayudas tapando los tiros y el ataque mostrándose suelto; casi no le hacían falta los titulares a Washington. Dwane Casey lo intentaba con sus mejores jugadores, con tiempos muertos, pero John Wall estaba desatado; había recuperado la ilusión por el juego. La diferencia superaba los diez puntos y los canadienses encontraban la tabla de salvación en la defensa. Un parcial de nueve a cero, en sesenta segundos, tenía que ser frenado por el acierto en el tiro del base local. Al descanso, los Wizards mandaban por ocho puntos. La situación parecía complicada para los del norte, de modo que no sorprendía ver a un Kyle Lowry muy activo en el arranque de la segunda mitad. El problema era que se pasaba de revoluciones y, en un intento de tapón, se llevaba la cabeza de Bradley Beal. Fue como una señal para despertar a Wall. El partido se complicaba para los Raptors y el escolta capitalino veía que se podía sacar provecho de la situación. En una acción abusrda con Valanciunas, los árbitros tenían que intervenir al empezar a juntarse ambas plantillas y, con tanta cercanía, Wall hablaba de más con Serge Ibaka; el lío estaba completo. Tres técnicas en la jugada y mucho que resolver tras el partido. Y toda esa agresividad, Toronto no la mostraba en su juego. Tiernos en defensa, y sin romper hacia el aro en ataque, iban cavando su propia tumba. Wall iba tan sobrado de energía que gritaba a la grada y Washington llegaba a los doce minutos finales, con el partido casi resuelto tras un triple de Ty Lawson. La única esperanza visitante era que sus suplentes rescatasen el partido pero, con diecinueve puntos de ventaja, Brooks podía dejar descansar a Wall mientras no fuese necesario. Fue ver a los canadienses a trece puntos y meter en pista a su estrella para cerrar el partido. Los Wizards podían celebrar su primera victoria en la serie. Invitado inesperado: Kelly Oubre Jr, Mike Scott (Wizards)
Se esperaba una reacción de los Raptors tras la derrota. Y, tras un inicio lleno de nervios, los errores locales, y sus buenas ayudas defensivas, permitían a Toronto marcar la diferencia corriendo con un DeRozan acertado. En cuatro minutos, la diferencia visitante superaba los diez puntos. Wall veía necesario activarse en defensa y Valanciunas hacía una flagrante y una falta en ataque en segundos. Jakob Poetl entraba en su puesto, pero Washington sabía aprovechar su ausencia con un Beal protagonista en la búsqueda del aro. Lowry también se iba al banquillo con dos faltas, en lo que parecía otro obstáculo en el camino. Eso provocaba que DeRozan cobrase más protagonismo en el juego ofensivo y, como la defensa recuperaba agresividad los canadienses terminaban el cuarto con ocho puntos de ventaja. Una distancia que se ampliaba ligeramente con los suplentes en pista, todo gracias a su clásico buen trabajo como conjunto. Esa buena versión visitante, se perdía con la bajada de intensidad defensiva al entrar los titulares. Una ventaja de doce puntos quedaba reducida a la mitad, gracias al buen entendimiento entre Wall y Gortat. La tercera falta de Valanciunas, y la bronca de Casey, parecía despertar a los canadienses. OG Anunoby se torcía el tobillo, pero los Raptors llegaban al descanso mandando por once puntos y el alero estaba disponible para el tercer cuarto. Un periodo que Otto Porter Jr abría con mucho acierto exterior y su equipo reducía la diferencia sacando provecho de la mayor presíon sobre el balón de los Wizards. Los nervios se disparaban en el cuadro visitante, que cada vez jugaba más individualmente. La precipitación extendía los errores y Washington se ponía por delante en el marcador con un Beal desatado. El Capital One Arena temblaba con el calor de los aficionados y, al instante, todo era silencio; el escolta se tenía que sentar con cuatro faltas. El equipo local apenas tardaba en ordenarse, Kelly Oubre Jr cobraba protagonismo. Respondían, los de Casey, con el acierto de DeRozan. Sin embargo, cerraban mal el cuarto y se iban con un empate al último cuarto tras encajar cinco puntos del tirón. Pese a ello, Toronto reaccionaba bien; en parte gracias a la precipitación de un Wall ansioso. Brooks se daba cuenta y metía en pista a Beal, porque la diferencia se acercaba a los diez puntos. El escolta daba a su equipo los primeros puntos en el cuarto. Sin prisa, pero sin pausa, los capitalinos comenzaban a aprovechar el bajón de intensidad en el juego visitante. Y, como los canadienses abusaban cada vez más del bote y la acción individual, Washington tomaba la delantera restando tres minutos de partido gracias a las buenas acciones de Markieff Morris; y a un DeRozan totalmente superado por la situación. Quedaban noventa segundos, y los Wizards contaban con cuatro puntos de ventaja, cuando la estrella local decidía el partido tras un mal ataque visitante. Los capitalinos se iban a Canadá con el empate a dos en la eliminatoria. Invitado inesperado: Kelly Oubre Jr (Wizards)
El regreso a las pistas de Joel Embiid, era lo más destacado en los minutos previos al salto inicial en Miami. Por eso, no sorprendía que Goran Dragic marcase un ritmo alto al partido. Sin embargo, los Sixers aceptaban el reto, jugando sus ataques con inteligencia. Tyler Johnson se dañaba la muñeca, pero seguía en la cancha, no había tiempo para la queja. Pronto comenzaban las caricias y la entrada de los suplentes daba otra dimensión al partido. Marco Belinelli abría el grifo de los triples y las primeras ventajas eran visitantes. La respuesta que buscaba Erik Spoelstra, con su equipo once puntos abajo, era más agresividad en el juego. No sorprendía ver que Justise Winslow lo había entendido muy bien. A base de tiros libres, y con muchos contactos en la defensa de Embiid, los Heat iban recortando la desventaja. Philadelphia, sólo contaba con cuatro puntos a su favor al salir de los banquillos para el segundo cuarto. Un periodo que mostraba a unos Sixers más preparados para la guerra. Dwayne Wade, a sus años, no lo iba a consentir. Arrastraba a Justin Anderson fuera de la pista, este se negaba a ir de paseo con él y quedaba claro que ambos se querían comer la boca. La solución arbitral era una doble técnica, que no solucionaba nada. Así las cosas, no sorprendía ver a Embiid sin máscara tras un golpe. Los Sixers se volvían un poco locos, Ben Simmons mantenía una fuerte discusión dialéctica con James Johnson (ganándose ambos la técnica, dejando mal la decisión tomada anteriormente con Wade) y el marcador se apretaba gracias al acierto de Dario Saric, que igualaba el de Winslow. Todo quedaba abierto para la segunda mitad y el ambiente se había relajado con el paso por los vestuarios. Y eso parecía contagiar a la defensa visitante y obligaba al tiempo muerto de Brett Brown, ni setenta segundos se habían jugado. La reprimenda surtía efecto pero, como Dragic le hacía un roto constante a Simmons, Brown encargaba su marcaje a Belinelli. Sorprendente, pero un manotazo a la cara del esloveno dejaba muestras de que el base no lo iba a pasar bien con el italiano. La primera agarrada entre ambos acaba en doble técnica y el base seguía con su recital. Claro que la estrella local no olvidaba, como demostraba tras un dos más uno, haciendo posturitas ante el escolta. Lo importante para los de Pennsylvania, era que el partido no se rompía. Es más, tras todas estas vivencias, Philadelphia llegaba por delante en el marcador al cuarto final. No parecía una situación que preocupase a los Heat, y se equivocaban. Llegaba la versión más reconocible del juego visitante. Mostrando un juego coral en ataque, y una defensa agresiva sobre el balón, propiciaban la escapada visitante. Con un tiro libre como única producción ofensiva, en tres minutos de juego, Spoelstra quería una reunión con sus jugadores. Miami subía un punto la intensidad y dejaba un diferencia de diez puntos reducida a la mitad en un minuto. Ahora era el técnico visitante, el que necesitaba unos minutos con sus jugadores. Aclaraba un poco el ataque y daba un pequeño descanso a su estrella, para dar frescura al equipo en la segunda mitad del cuarto. Josh Richardson acertaba con los triples para dar aire a los Heat, pero los del Florida no encontraban otras soluciones ofensivas. Los Sixers si tenían una solución ofensiva clara, siete puntos seguidos de Embiid, y la fuerte defensa visitante, daban la segunda victoria de la serie a Philadelphia. Invitado inesperado: Marco Belinelli (Sixers)
El cuarto partido se había convertido en todo o nada para los Heat. Era normal que Dragic y Richardson volviesen buscar un ritmo suicida para el partido. Enfrente, Philadelhia buscaba siempre la mejor situación para anotar. Poco a poco, como una botella de champán, el equipo local iba perdiendo su eferevescencia. Los Sixers tomaban el mando aprovechando el dominio de las zonas dejoel Embiid y sólo la salida a la pista de Bam Adebayo conseguía frenar al pivot y mantener el marcador igualado al finalizar el primer cuarto. El tiempo entre cuartos reactivaba la energía local que, con un Justise Winslow muy activo, y una fuerte defensa, tomaba la delantera. Pese a ello, Philadelphia seguía cerca; a su ritmo. Se acercaba el descanso y los nervios se disparaban por una tontería de Robert Covington empujando a Dragic ccon el juego parado. James Johnson le hacía la pinza para ponerle en su sitio y poder “hablar” tranquilos. Mientras, los árbitros se decidían por un par de técnicas. Winslow se iba a los vestuarios por un corte en la ceja y Richardson se iba al banquillo con el hombro muy tocado tras un choque. La jugada costaba cara al cuadro visitante, sobre todo porque les dejaba desconcentrados y la agresiva defensa de Miami se aprovechaba corriendo tras robo de balón. Pese a todo, un buen minuto final de los suplentes de los Sixers, evitaba la escapada local. Una fuga que parecía inevitable en el inico del segundo tiempo, tras la cuarta falta personal de Convington y los balones perdidos por Philadelphia. Brett Brown intentaba poner un poco de control en el juego de su equipo, pero hasta Hassan Whiteside comenzaba a ser un problema para los de Pennsylvania. Saric y Whiteside se ganaban una técnica, para no cambiar la costumbre en el partido, y los Heat se encontraban, por primera vez, con más de diez puntos a su favor. La respuesta llegaba gracias a un omnipresente Ilyasova, y a una subida en su presión defensiva, que permitía a los Sixers reducir la ventaja local con un parcial de ocho a cero. El último cuarto se presentaba con una mínima desventaja para Philadelphia y Brown salía con su pareja de estrellas de inicio. En dos minutos Spoelstra tenía que parar el partido, la presión de la defensa visitante dejaba ahogado el ataque de Miami. Whiteside volvía a la cancha, pero era Embiid el que dominaba las zonas. Se commpletaba un parcial de catorce a cero, entre el final de una cuarto y el inicio de otro. Ahora los Sixers mandaban en el marcador y darle descanso a su pivot. Entre la dirección de Simmons, y el rebote ofensivo, los Sixers sobrevivían sin apuros. Regresaba Embiid, con cuatro minutos por jugar, y con su equipo con seis puntos de ventaja para administrar. Unos minutos donde la precipitación y la pelea era la norma, y el acierto, un accidente. De repente, emergía un Wade rejuvenecido para, con cinco puntos consecutivos, poner a su equipo a un puntos con un minuto de juego por delante. Sorprendentemente, la defensa local dejaba hueco para un mate de Simmons y Philadelphia tenía algo de respiro. Muy poco, porque Wade seguía en su empeño por poner a su equipo por delante y tenía que ser JJ Reddcik el que acertase tras un bloqueo de Embiid. Wade seguía en su pelea y forzaba una falta, pero sólo anotaba un tiro libre y, con dieciseis segundos por delante, Reddick acertaba con dos tiros libres que ponían a los suyos con cuatro puntos de tranquilidad. Miami erraba y los Sixers, con el tres a uno en la serie, podían cerrar la eliminatoria ante su afición. Invitado inesperado: Ersan Ilyasova (Sixers)
En Milwaukee sabían que se jugaban todo a una carta, perder el tercer partido ante los Celtics supondría quedarse sin opciones de pasar de ronda. Además se la jugaban conla baja de su pivot titular, John Henson, sustituido por Tyler Zeller y con una sorpresa de Joe Prunty, Malcolm Brogdon entraba por un desacertado Tony Snell. No parecía la mejor situación para poder remontar, porque todo parecía conspirar en contra del equipo local (sobre todo, tras la segunda falta personal de Eric Bledsoe con sólo tres minutos jugados). Sin embargo, la retirada del base daba más intensidad defensiva al equipo, con la entrada de Matthew Dellavedova, y, con Giannis Antetokounmpo leyendo el juego y Kris Middleton ejecutando, los Bucks connseguían un diez a cero de parcial que alimentaba las esperanzas del público local. Brad Stevens necesitaba recordar a su equipo que pondían buscar al aro y no abusar del triple. La presencia en pista de Greg Monroe confirmaba esta impresión y el parcial se cerraba, pero la herida seguía abierta, porque Boston perdía balones con facilidad. Thon Maker y Jabari Parker surgían del banquillo local para cambiar otra vez el ritmo del partido. Uno con sus intimidación defensiva, y el otro con su descaro ofensivo, ponían la ventaja local por encima de los diez puntos para el inicio del segundo periodo. Las cosas debían mejorar para los Celtics, pero el problema era que Milwaukee había cogido confianza. Controlar a Bledsoe se convertía en un problema y Al Horford se enfadaba por el nivel de contacto local. El público y los jugadores locales se retroalimentaban, el partido amenazaba con romperse y la diferencia local superaba los veinte puntos. Boston tenía mucho trabajo de cara a la segunda mitad del partido y salía a la pista mostrando su cara más agresiva. Los Bucks parecían haber perdido su intensidad y, con la diferencia encatorce puntos, llegaría la jugada que marcaría el partido. Antetokounmpo aprovechaba que la defensa visitante se estaba instalando en una zona, para machacar por encima de Aron Baynes, y el público, y sus compañeros, despertaban del letargo. Claro que también ayudaba el regreso de Maker a la pista. Con su presencia en las zonas, Milwaukee llegaba al cuarto decisivo con dieciocho puntos de colchón. Y parecía que iban a necesitar tirar de esa ventaja, al cometer el griego la quinta falta personal con apenas noventa segundos jugados. Sin embargo, Maker no sólo era una amenaza en defensa. Sus triples, y el acierto de Middleton, cerraban la primera victoria de los Bucks en la serie. Invitado inesperado: Thon Maker, Jabari Parker, Matthew Dellavedova (Bucks)
La victoria local había revitalizado a sus aficionados, querían el empate y ya se cantaba el Bucks in six. Tal vez esa presión era perjudicial para el cuadro local, que presentaba mucha dudas en su ataque. Por suerte para los de Wisconsin, la defensa respondía correctamente y no permitía a Boston romper el partido. Eso sí, como los Celtics sí sabían como atacar, Prunty necesitaba aclarar unos conceptos en su banquillo. La salida de los suplentes daba un giro completo al partido, Milwaukee sacaba rendimiento al poder atacar en transición y era Stevens el que necesitaba hablar con sus jugadores. No funcionaba; Jabari Parker y Middleton leían bien las situaciones defensivas, el ataque visitante forzaba demasiado y la bandeja de Dellavedova sobre la bocina, tras robar un saque de fondo, dejaba a los Bucks con siete puntos de ventaja tras un cuarto. Y la sequía visitante continuaba en el segundo periodo, dos minutos donde Milwaukee aprovechaban para doblar la diferencia con dos triples. Marcus Morris y Middleton se ganaban una técnica por hacer manitas antes de un salto entre dos. Stevens volvía a su plan de los dos primeros partidos, Guerschon Yabusele para levantar la intensidad visitante. A nivel ofensivo los Celtics jugaban sus mejores minutos del partido pero, si se hablaba de defensa, había dudas o se llegaba tarde. La confianza con que jugaban las estrellas locales, permitía a los Bucks mantener las diferencias al descanso. Con el comienzo de la segunda mitad, ya se notaba un cambio en la intensidad en el juego de ambos equipos. Los contactos comenzaban a pesar en las decisones del ataque local y la diferencia se ponía por debajo de los diez puntos. El equipo necesitaba el aire de los suplentes, porque la actividad se había reducido en ambos lados de la pista; el motor de Milwaukee se había gripado y Parker se encontraba demasiado solo para evitar el acercamiento visitante. Ocho puntos de ventaja para afrontar los doce minutos definitivos, parecían un sólido colchón. Y Aron Baynes y Maker se deseaban suerte con un abrazo tras un rebote, doble falta y mucho cariño en sus miradas nos dejaba la jugada. Mientras, en el partido, un cinco a cero de salida le recordaba a Prunty que debía meter a los titulares en pista, después de todo Stevens estaba usando a los suyos. Llegaba el turno del descanso de los titulares de Boston, Marcus Morris mantenía al equipo y el tobillo de Antetokounmpo daba un susto. Bledsoe y Maker acertaban con el lanzamiento exterior y conservaban la renta local; Stevens tenía que parar el partido para meter a sus titulares. El equipo visitante se unía a la fiesta del triple pero Bledsoe, acompañado por un mate de la estrella local, conseguía siete puntos de ventaja ante unos cansados Celtics. El griego seguía inspirado y, cuando los Bucks tenían la oportunidad de cerrar el partido con una contra, erraban miserablemente al no saber correr para dejar la bandeja. Terry Rozier agradecía el favor con un triple, de poder irse ocho puntos arriba, a tener una canasta de ventaja entrando en los tres minutos finales. Milwaukee iba superando la situación con efectividad, un triple de Jaylen Brown dejaba la diferencia en la mínima expresión y Tatum ponía por delante a Boston entrando en el minuto final. Antetokounmpo precipitaba la jugada tras el tiempo muerto local, Brown no protegía el balón entrando a canasta y, en la transición, los Bucks encontraban el triple de Brogdon desde la esquina. Con medio minuto por jugar, los Celtics tenían que anotar. Horford superaba en velocidad a Maker y empataba el partido desde el tiro libre, apenas habían transcurrido cuatro segundos. Brogdon dejaba una bandeja forzada con la izquierda, que se quedaba colgando por fuera del aro y surgía el brazo del griego para completar la canasta. Quedaban cinco segundos y el uno contra uno de Morris no entraba. La eliminatoria se iba a Boston con un empate a dos. Invitado inesperado: Jabari Parker, Malcolm Brogdon, Thon Maker (Bucks)
Como toda buena historia que merezca ser contada, la nuestra se desarrolla en un hogar modesto. El Bankers Life Fieldhouse, de Indiana, donde se recibía con globos azules y amarillos la visita de los Cavaliers. La batalla entre ambos equipos llegaba a un punto álgido y se esperaba una reacción local tras la última derrota en Cleveland. La primera iniciativa táctica, sin embargo, era visitante. Tyronn Lue buscaba frenar a Victor Oladipo con dos contra uno y, por encima, Bojan Bogdanovic se iba al banquillo con dos faltas personales. Poco después, Kyle Korver se solidarizaba con él y cometía su segunda falta, aunque se quedaba en la pista (para alegría de un Lance Stephenson que abusaba de su defensa). Fue sentarse el escolta visitante y empezar a perder balones los Pacers, cada uno de una manera más extraña que el anterior. Así Lebron James comenzaba a marcar el terreno, poniendo a sus Cavaliers con once puntos de ventaja tras la primera escaramuza. Si el primer acto glosaba algunao de los peores defectos locales, el segundo parecía querer mostrar una mejor cara de los Pacers. Domantas Sabonis dominaba las zonas y la intensidad defensiva local ponía en apuros al ataque visitante. Kevin Love se convertía en el comandante encargado de solventar esos apuros y permitía a Lebron recuperar en el banquillo. Regresaban ala pista los mejores guerreros e Indiana volvía a tener problemas para mantener la posesión del balón. Además Lance Stephenson cometía su tercera falta personal y, con los Cavaliers bien acoplados en defensa, la ventaja visitante era de diecisite puntos cuando llegaba el entreacto. Muchos aficionados todavía no habían recuperado su sitio en la grada, cuando daba comienzo el tercer capítulo de nuestra historia. Nate McMillan había reflexionado, probaba alejando a Oladipo de la toma de decisones y convirtiéndolo en un ejecutor. Además, el escolta se manejaba mejor ante la presión visitante cuando tenía el balón. Eso, y la clara relajación visitante que sólo buscaba tiros exteriores, obligaba al tiempo muerto de Lue. Sin embargo la confianza local se había disparado, Indiana anotaba fácil y, con su agresividad en defensa, provocaba balones perdidos en los de Ohio. En seis minutos, la diferencia se había reducido a la mitad. pese alos intentos de Lue por calmar la situación, se veían cada vez más detalles preocupantes para Cleveland. Oladipo comenzaba a cargar con la responsabilidad ofensiva local y, un Love extrañamente desconectado del juego, discutía con Lebron durante un balance defensivo. los Cavaliers intentaban agarrarse a Lebron, ante la falta de cierto en el tiro exterior. El tercer acto terminaba con Myles Turner llevando el peso de los suplentes, buscando derribar la muralla visitante de seis puntos. El desenlace se aproximaba y ambos equipos mostraban su mejor versión sobre la pista. La agresividad local se juntaba con el exceso de bote de Cleveland y los Pacerrs empataban el marcador en tres minutos. Anotar se convertía en una heroicidad, Lebron comenzaba a perder las formas y Bogdanovic aparecía de forma inesperada. Un triple con adicional, era acompañado de un robo de balón con triple. en menos de cuatro minutos, Indiana completaba un parcial de catorce a dos que les ponía con siete puntos de ventaja. Con un público entregado y mucha confianza, Indiana tenía que responder al último desafío de Lebron. Este aprovechaba el descanso del croata, por su quinta falta personal, para (con dos triples) poner el partido a un punto. McMillan lo tenía claro, el alero regresaba a la pista y hacía cinco puntos consecutivos (incluído un triple a nueve metros) para levantar a su afición. Con esa diferencia se llegaba al minuto final por el empeño visitante en buscar el triple. El ataque local jugaba relajado y anotaba una canasta, a priori decisiva. El mejor jugador de la liga no quería ceder y metía otro triple. Los Pacers se comían su posesión por falta de intensidad en el juego y, con catorce segundos, los Cavaliers podían entrar en el partido. Love aprovechaba un rebote ofensivo para poner a un punto el partido, tras otro triple. La falta obligada a Darren Collison, quedando cinco segundos, abría aúnmás las opciones visitantes; ya que este sólo acertaba con un tiro libre. El final de nuestro pequeño cuento no podía ser más emocionante, porque JR Smith cogía el rebote. Sin embargo, su tiro desde medio campo no entraba, la victoria era local y el pueblo de Indiana estaba contento de ver a su equipo por delante en la eliminatoria, dos a uno. Invitado inesperado: Lance Stephenson (Pacers)
Cleveland tenía mucho trabajo por delante, si quería ganar el cuarto partido ante los Pacers. Los aficionados locales habían dejado un ambiente muy cargado y George Hill era baja por problemas de espalda. José Calderón recuperaba la titularidad y su experiencia se hacía necesaria desde el primer momento, porque Love se iba al banquillo con dos faltas en noventa segundos de juego. Para sorpresa general, volvía Tristan Thompson a jugar con los Cavaliers. El partido subía en intensidad, pero escaseaba en acierto. El paso de los minutos mostraba el cansancio local, que comenzaba a fallar acciones sencillas. Cleveland aprovechaba para abrir un pequeño hueco. Los suplentes de Indiana conseguían recortar la diferencia a tres puntos y, para sorpresa general, JR Smith cerraba el primer cuarto con un triple desde su propia zona. Una canasta que daba nuevas energías al conjunto de Ohio, el acierto de Sabonis y Stephenson no era suficiente para frenar a Cleveland; tenían que volver los titulares. Daba igual, Larry Nance Jr se hacía grande en las zonas y Jordan Clarkson acertaba a mantener la ventaja por encima de la decena de puntos. Con esa ventaja, Lebron podía descansar unos minutos y, su regreso a la pista con poco más de tres minutos por delante, fue un constante cargar con la responsabilidad ofensiva de su equipo. Los Pacers se veían a diez puntos con dos cuartos por jugar y el inicio de la segunda mitad traía más dureza al partido. Indiana se adaptaba mejor a esas condiciones y, con un parcial de diez a dos, obligaba al tiempo muerto visitante. Cleveland pasaba a jugar cada ataque con inteligencia y, pese a que Bogdanovic acertaba desde fuera, no era suficiente para poner por delante a su equipo. Love se mostraba ambivalente, lo mismo hacía cuatro puntos que no bajaba a defender. Sin embargo, pese a los intentos de Sabonis, los Cavaliers disponían de una mínima ventaja ara encarar el cuarto final. El lituano lograba el objetivo en el arranque del cuarto final, la primera ventaja local desde el segundo minuto del partido apenas duraba unos segundos. El final del partido se aproximaba y Stephenson iba a provocar a un Lebron nervioso, sacaba una técnica; pero despertaba la competitividad de la estrella. Con cuatro minutos por jugar; Indiana fallaba más de lo debido, Kyle Korver acertaba con los triples y Lebron acertaba buscando la canasta. Cleveland llegaba al minuto final con seis puntos de ventaja. La precipitación local, alguna decisión arbitral y el acierto desde el tiro libre; permitían a Cleveland volver a casa con la serie empatada a dos. Invitado inesperado: Larry Nance Jr, Jordan Clarkson, Jeff Green (Cavaliers)