CUENTO DE NADAL

AUBURN HILLS, MI - 1990: Isiah Thomas #11 of the Detroit Pistons kisses Magic Johnson #32 of the Los Angeles Lakers circa 1990 at the Palace of Auburn Hills in Auburn Hills, Michigan. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. Mandatory Copyright Notice: Copyright 1990 NBAE (Photo by NBA Photos/NBAE via Getty Images)

Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.

IMG_20150301_170207(Cátulo)

 

 

Eran amigos. Eran más que amigos. Se llamaban entre ellos hermanos. Cada vez que se veían se daban un beso. Era su forma de expresarle al mundo que ente ellos existía un lazo tan fuerte y profundo como el que une a la familia. Aunque uno siempre había sido un chico malo y el otro la niña bonita del lugar eso no fue nunca un problema para que se sintieran hermanos de sangre. Pero aquellos besos se fueron congelando con el frío que llegaba del sur. Ni siquiera las llamas que desde el norte los iluminaban pudieron devolver el calor a sus corazones. Nunca más -dijo el grajo. De fora vindrán – dijo el pardal. IMG_20150228_172710El veneno de uno acusó al otro de tóxico. El rencor del otro fue justamente vengativo. Fueron incapaces de ver que aunque habían emprendido caminos diferentes el destino los conducía al mismo palacio de la intolerancia. Así pasaron los años hasta 26. Y cada día que pasaba faltaba algo, siempre faltaba algo, ese beso, aquel beso. Y no fue por falta de amor. No hay nada como aquellos besos que no podemos darnos por culpa de la distancia. Por eso sus sonrisas en el fondo encondían algo de disumulo. A la luz se veía claramente un atisbo de tristeza.

Ahora ya es solo cuestión de tiempo, de que madure la flor de la esperanza que anida en sus cojones. Ellos no lo saben, pero por suerte la vida les reserva el mejor abrazo de todos, el de los hermanos que se reencuentran tras años en el exilio porque ni un besazo ni mil besos son suficientes jamás. El futuro siempre nos depara un último beso. Y eso es más que una promesa, que una creencia, que una ilusión. Es un hecho irrefutable porque incluso en la muerte nos despedidos de los seres queridos con un beso.

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Cruzando El Paraíso – Loquillo y Johny Hallyday

Estáis todos convocados para el 29 de diciembre.

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