LUGARES ACB PARA EL RECUERDO (V): SABOR A LICOR

LICOR43

Durante la década de los 80 hablar de Licor 43 no era referirse sólo al copazo que podía meterse alguien durante una noche de juerga. Fue el nombre con el que se conoció a un equipo que durante años colocó a Santa Coloma en el mapa de la ACB. Sin embargo su origen hay que situarlo mucho más atrás y data de otro equipo con solera, el Cotonificio de Badalona. ¿Badalona? ¿Pero no habíamos quedado en que el serial trataría de localidades con pasado remoto en ACB? ¿A qué viene hablar de un equipo cuyas raíces están en la tierra del histórico Joventut? Si bien el germen está en el originalmente llamado Círculo Católico de Badalona, toda la trayectoria en ACB del que acabaría siendo el Licor 43 se produjo cuando llegó la desvinculación con la entidad madre y la sede pasó a Santa Coloma así que podemos darlo por bueno. En este capítulo recordaremos la estancia por la ACB del equipo de Santa Coloma sin olvidar la importante historia del Círculo Católico (o Cotonificio en sus años dorados) que está llena de nombres muy importantes en el baloncesto español.

Nacimiento y auge de Cotonificio.

Nos remontamos al siglo XIX, cuando el baloncesto aún no estaba en la imaginación del Dr. James Naismith. En 1879 se fundaba el Círcol Católic (Círculo Católico en castellano) de Badalona, una entidad de carácter religioso pero enfocada a una visión cultural, deportiva y de ocio. Prolífica fue su actividad divulgativa, literaria y teatral hasta el inicio de la Guerra Civil. Terminada la trágica contienda bélica y tras el traslado a una nueva sede debido a que la original quedó destruida al comienzo de la Guerra Civil retomó su actividad que incluiría el fomento del deporte. En 1941 creó una sección de baloncesto que no tardó en hacerse un hueco sólido en la segunda división del baloncesto nacional, lugar que ocupó durante muchos años tras la creación en 1957 de la Liga Nacional. Sin embargó en 1970 llegó un triste descenso que le llevó a Tercera división, a las catacumbas del baloncesto español. Lo que era un desastre acabó convirtiéndose en el comienzo de la ruta que llevaría al Círculo Católico a sus años de esplendor. Tras dos temporadas en Tercera logró el ascenso a Segunda donde su estancia sería muy breve. En un solo año, en 1973, logró el ascenso por primera vez a la máxima categoría del baloncesto español. Círculo Católico alcanzaba una cota impensable pocos años antes pero no tardó en cogerle el aire a la Primera División. Era un integrante habitual de la parte media de la tabla, sin pasar excesivos apuros para mantener la categoría. Un logro apreciable para un equipo que se nutría en buena parte de su cantera.

aito jovenFuente: betpicksapuestas.com

La llegada de Cotonificio, una empresa textil, como patrocinador del equipo en 1976 marcó el inicio de la época dorada en el conjunto de Badalona. Con esta denominación el Círculo Católico alcanzaría sus mayores cotas. El patrocinio le dio una importante estabilidad pero la base seguía estando en un importante labor de cantera, algo que parece norma en Badalona. Esta circunstancia también se trasladaba al banquillo puesto que el técnico también era un joven cuajado en la dirección las categorías inferiores de Cotonificio. Un ex-jugador madrileño de Estudiantes y Barça que daría sus primeros pasos de una larga y laureada carrera como entrenador. Se trataba del mítico Aíto García Reneses. Se encargó de la renovación de la plantilla dando paso a los jóvenes valores de la cantera. Llegaban desde abajo los Quim Costa, Héctor Perotas, los rocosos y batalladores Agustín Cuesta o Javier Mendiburu, Adolfo Sada (efectivamente, el padre de Víctor Sada),… Productos de una inagotable cantera dirigida, entre otros, por Manel Comas que también daba sus primeros pasos en el banquillo en las categorías inferiores del segundo equipo de Badalona. La juventud y el descaro de la plantilla facilitar la implantación del novedoso y revolucionario ideario deportivo de Aíto. La defensa intensa y el contraataque se convirtieron en el arma predilecta de Cotonificio. Comenzaría a ganar fama la máxima de “haz veinte faltas y te pitarán veinte. Haz 200 faltas y te seguirán pitando veinte.”. No dudaban en repartir estopa defensivamente si era necesario. El desgaste del trabajo en defensa y los numerosos contraataques se compensaban con una extensa utilización de los jugadores de banquillo, algo nada frecuente en un baloncesto en el que todos o casi todos los integrantes del quinteto inicial jugaban los 40 minutos. Las aportaciones novedades de Aíto consiguieron que el equipo badalonés fuera creciendo. En 1978 saltó a la primera plana y no sólo por alcanzar la cuarta plaza, el mayor hito histórico del club hasta el momento. Se convirtió en juez de la Liga de aquel año tras derrotar a falta de dos jornadas al Real Madrid por 101-97 en su pequeña pista de Sant Josep. Aquel resultado dejó la Liga en bandeja al Joventut, liderado por Slavnic, que lograba el título contra todo pronóstico. Como curiosidad, Carmelo Cabrera continúa contando a todo el que quiera escucharlo que uno de los árbitros de aquel partido, Vidal, aceptó un soborno y el encuentro estaba amañado, incluso metiendo en medio a Raimundo Saporta, mandamás del baloncesto blanco, para ahorrarse las primas ya que el Real Madrid tenía asegurada la plaza en la Copa de Europa del año siguiente como actual campeón. Cuanto menos la historia es rocambolesca.

Aventuras por Europa.

Aquella cuarta plaza le dio derecho a Cotonificio a participar en la Copa Korac de la temporada 1978-79. Se presentó por las canchas europeas con un equipo prácticamente sub-23, lleno de jóvenes y completado por el ala-pivot estadounidense Jack  Schrader, una institución en el club al que dio grandes tardes con su portentosa muñeca y facilidad para anotar. Entre tantos jóvenes metió la cabeza un chaval de 16 años llamado Andrés Jiménez, uno de los nombres más importantes del baloncesto español en las décadas de los 80 y 90. Aíto nunca se cortó a la hora de dar paso a los jóvenes con talento. Cotonificio aplastó al Challans francés en la ronda previa antes de disputar la fase de grupos contra Standard Lieja, Olimpia Ljubljiana y el Hapoel Gvat-Yagur israelí. Cotonificio tuvo que hacerse fuerte en casa para mantenerse en la pelea debido a las dificultades que atravesaba siempre que jugaba en cancha contraria en Europa. La pequeña cancha de Sant Josep obró la hazaña, manteniéndose imbatido en casa. La única victoria a domicilio, en tierras hebreas, en la última jornada le dio el primer puesto del grupo D que adjudicaba la única plaza en juego para semifinales. El Arrigoni Rieti era el único escollo que le separaba de una histórica final. Sant Josep volvió a hacer magia en el partido de ida. El impresionante partido dentro de la zona de Schrader y Mendiburu y la batalla feroz y los puntos de los Costa, Ametller o Cuesta en las posiciones exteriores hicieron soñar con una nueva gesta tras el 108-95 que daba 13 puntos de renta para la vuelta. Sin embargo las canchas italianas eran una trampa mortal a finales de los 70, más aún para un novato en competiciones europeas. Cotonoficio fue destrozado sin piedad por la pareja de pivots estadounidenses formada por Meeley y Sojourner, que se tomaron la revancha del partido en Badalona, y la clase magistral de dirección ofrecida por Brunamonti que se comió con patatas a Quim Costa. Inapelable 87-63 que esfumó el sueño continental de Cotonificio aunque Rieti también se quedó a un paso de la gloria tras caer en la final con el Partizan de Kikanovic y Dalipagic, aunque este último se perdió toda la temporada por encontrarse cumpliendo el servicio militar.

CotonificioFuente: historiasdelbasketscg.blogspot.com

Las incursiones en competiciones europeas no acabaron en este ilusionante y exitoso estreno. Era un habitual en las primeras posiciones ligueras, donde alternaba la cuarta y la quinta plaza, por lo que año tras año regresaba a la Copa Korac. Su pista se convertía en un martirio para todos, incluidos Real Madrid, Barça o el vecino Joventut. Su mayor hito en la competición doméstica llegó en la temporada 1981-82 donde acabó en tercera posición, discutiendo durante meses la primacía a los grandes futboleros que cayeron en sus visitas a Sant Josep aunque ambos se jugaron el título en la última jornada en el Palau Blaugrana que cayó del lado madridista. Con un Quim Costa ya maduro en la dirección, un Andrés Jiménez consagrado en el puesto de 4 y como uno de los mejores jugadores interiores del baloncesto español y Brian Jackson, del que ya hablamos en el primer capítulo y que llegó para sustituir a Schrader y lucir su muñeca en Badalona, Cotonificio era un rival a tener en cuenta. Un equipo con gran capacidad de regeneración gracias a su buen trabajo en categorías inferiores, de las que llegó a formar parte un tal Jose María  Sanz. Su nombre no nos dice nada aunque sí con el que fue conocido en el mundo de la música: Loquillo, apodo que le puso Epi en su etapa juvenil en las canchas. El equipo junior, con Andrés Jiménez en sus filas y Manel Comas en el banquillo, se proclamó campeón de España en 1981. La cantera estaba a la altura de las mejores. Sin embargo en la Copa Korac no lograría repetir aquellas históricas semifinales de 1979. En la temporada 1979-80, reforzado el equipo en Europa por un segundo extranjero (el pivot Ed Scott), encontró un obstáculo insalvable en la Cibona pre-Drazen Petrovic (aunque contaba con su hermano Aleksander y otras piezas clave como Nakic o Knego) que le derrotó en los dos encuentros y que se proclamaría subcampeona tras caer en la final ante Arrigoni Rieti. La siguiente campaña tuvo que afrontar las importantes bajas de Mendiburu y Ametller, que se marcharon a Granollers y Manresa respectivamente, echando mano de jugadores jóvenes como Toni Tramullas o Jordi Freixanet y el fichaje del veterano Estrada para cubrir el juego en la zona. Un desastroso partido en Bélgica dejaba al Cotonificio fuera de combate a las primeras de cambio ante el modesto Anderlecht aunque en Badalona siempre recordarán esa campaña por el primer título europeo que conseguiría el Joventut, precisamente en la Copa Korac de 1981, ante el Carrera Venezia de Gracis, Spencer Haywood y Dalipagic. En la temporada 1981-82, la de su mejor clasificación histórica en la Liga, volvió a probar fortuna en la Copa Korac. A punto estuvo de caer de nuevo en la ronda previa ante un modesto rival pero logró remontar in extremis en su cancha los 22 puntos de desventaja que traía de Holanda. Cayó en un grupo muy duro con Limoges, Carrera Venezia y Spartak Leningrado pero en el que se batió con mucha dignidad y mostrándose imbatible en su feudo. Sólo el Limoges consiguió apartarle del sueño de repetir las semifinales de 1979 al derrotarle en tierras galas en el duelo decisivo. La demoledora pareja estadounidense formada por el formidable Ed Murphy e Irv Kiffin hicieron inútil el gran partido de Brian Jackson. El Limoges acabaría proclamándose campeón derrotando en la final disputada en Pádova al Sibenka en el que despuntaba un chaval con una proyección sin límite. ¿Su nombre? Drazen Petrovic.

El traslado a Santa Coloma.

1983, el año que supuso un cambio radical en el baloncesto español, también supuso un punto de inflexión para el equipo catalán. Cotonificio dejó el patrocinio del club y Círculo Católico decidió desvincularse del baloncesto. Regresaría una temporada más tarde pero para centrarse en el deporte de base y no profesional. A la sección de baloncesto sólo se le presentó una posibilidad para continuar con vida. Trasladó la sede a Santa Coloma y se fusionó con el modesto equipo local, el CB Santa Coloma. Licor 43, que ya patrocinó a un equipo de Cartagena a finales de los años 60, llegó como patrocinador para hacer viable el nuevo proyecto. Jugadores como Freixanet, Pou, Cuesta o Joan Pera continuaron en el club en su nueva andadura pero no todos permanecieron en el barco. Hombres clave como Andrés Jiménez o el técnico, Aíto, permanecieron en Badalona enrolados en el Joventut. Manel Comas subía de las categorías inferiores para hacerse cargo del banquillo, a la vez que el equipo se reforzaba con el regreso de Quim Costa tras una temporada en el Barça y los fichajes de los americanos Mike Phillips, un pivot magnífico que había dado un gran rendimiento en el equipo azulgrana, y Dan Ruland, pivot que ofreció un rendimiento irregular. La primera fase en la recién nacida ACB resultó frustrante, con más sinsabores que alegrías. Acabó sexto el grupo par y tuvo que buscar la plaza en los playoffs en la A-2 que reunía a los ocho peores equipos de la primera fase. Le fue mucho mejor en la segunda. Lideró el grupo A-2 sin oposición, sumando una sola derrota en los 14 partidos, en La Laguna ante CB Canarias, y se clasificó para los playoffs por el título. En octavos de final se enfrentó a Baskonia con el factor campo en contra. Sorprendió al equipo vitoriano en el tercer y decisivo encuentro y avanzó a cuartos de final donde le esperaba el todopoderoso Real Madrid. Se sobrepuso al repaso que le dio el equipo blanco en Santa Coloma y forzó el tercer encuentro tras vencer por 82-91 en cancha madridista. No dio opción el equipo de Lolo Sainz en el duelo decisivo, que venció por 83-60 pero Licor 43 logró enmendar la temporada con el octavo puesto y la clasificación para la siguiente Copa Korac.

mike-phillipsFuente: clickdeporte.com

Para la temporada 1984-85, Licor 43 sustituyó a Ruland por Craig Dykema, un alero con una muñeca muy fiable y buen porcentaje desde la línea de tres que funcionó muy bien en Santa Coloma, al igual que en toda su trayectoria en la ACB. La primera fase fue mucho mejor que en la anterior campaña. Pese a comenzar muy mal, perdiendo los tres primeros encuentros ante modestos como Caja de Ronda o Collado Villalba, reaccionó después de vencer en casa contundentemente al Barça (101-83). Ya sólo concedería tres derrotas más hasta el final de la primera fase, acabando tercero del grupo impar que le permitiría disputar la A-1 en la segunda fase. No fue menos brillante para el equipo de Santa Coloma. Volvería a derrotar en la segunda fase al Barça en Santa Coloma, infligiéndole una humillación histórica (111-75). La dolorosa derrota le costaría el puesto a Antoni Serra, técnico culé, enfrentado desde hacía tiempo con la plantilla. Acabó cuarto el grupo A-1 y pasó directamente a los cuartos de final en los playoffs, donde derrotó en dos partidos al CAI Zaragoza. El Real Madrid le esperaba en semifinales, el tope histórico de Licor 43 en ACB. Tampoco le daría opción en esta ocasión el equipo madridista que le cerró el paso derrotándole en los dos encuentros disputados. En la Copa Korac, superadas las previas ante Team Glasgow y Antibes, se topó de bruces con dos muros insalvables en la fase de grupos. El Cantú de Marzoratti y Riva y Estrella Roja, que fue quien pasó a semifinales, fueron muy superiores a Licor 43. Ahí terminaron sus andanzas en Europa pero lo que no imaginaba es que su trayectoria en la élite del baloncesto español estaba cerca de terminar. La temporada 1985-86 resultó desastrosa. Manel Comas dejaba el club para entrenar al CAI Zaragoza. La marcha de Mike Phillips y Dykema hizo mucho daño. Al club le costó dar con un extranjero que ofreciera el rendimiento deseado. En una época donde era clave acertar con la pareja de extranjeros debido a que marcaban las diferencias resultaba un lastre muy pesado una mala elección. El duro y rocoso Pou no tenía un acompañante de calidad dentro de la zona. Pese a que en la primera fase no coincidió ni con Real Madrid ni Barça, Licor 43 no fue capaz de entrar entre los cuatro primeros de grupo, superado por equipos más modestos como el Español (donde jugaba esa temporada el añorado Mike Phillips) y Breogán. La segunda fase fue aún peor, no remontó el vuelo en ningún momento y acabó último el grupo A-2, lo que le condenaba a disputar los playoffs por la permanencia. Un duro y disputado encuentro en la caldeada pista del Magia de Huesca fue el último que disputó Licor 43 en la ACB. El 82-79 que certificaba su descenso significaba el final del camino. En apenas un año se borraba de un plumazo una larga trayectoria codeándose con los grandes.

DykemaFuente: retroacb.blogspot.com

Ya sin el patrocinio de Licor 43, CB Santa Coloma vagó durante años por la Primera B. Una época de sinsabores en la que el único bagaje fue servir de trampolín a jugadores jóvenes como Cargol o Xavi Fernández. Tras años de intentos baldíos de ascenso, con su culmen en la temporada 1987-88 donde Pamesa Valencia le birló el ascenso en la eliminatoria decisiva, el club entró en una decadencia más profunda que le hundió en las divisiones regionales catalanas, situación en la que se encuentra actualmente. La élite en Santa Coloma queda para el fútbol sala, donde Marfil Santa Coloma se erige en la principal bandera del deporte de la localidad barcelonesa.

Próximo capítulo: Un gallego en la luna.

Leave a Reply

Be the First to Comment!

Notify of

wpDiscuz