Se terminó. Han sido 7 semanas intensas de rugby, de partidos buenos, regulares y definitivamente malos, que han dejado a Irlanda en lo más alto de la tabla. Tras conseguir rendir París, por primera vez desde aquel ya lejano año 2000, en la que fue la presentación en sociedad de un Brian O’Driscoll que ponía esta vez el cierre a su brillante carrera, en uno de esos círculos perfectos que de tanto en cuanto ocurren.

El partido, agónico, no pasará a la historia por la calidad del juego, como casi siempre que Francia está en el ajo, pero si de algo estuvo sobrado fue de emoción e incertidumbre. A Irlanda le costó meterse en el partido, simplemente porque Francia en París es Francia en París y, a falta de mayores argumentos, sometieron en el primer cuarto de hora a los verdes a base de presión y de una intensidad casi psicótica en los agrupamientos. De ahí sacaron los franceses 6 puntos, merced al pie de Machenaud, pero Irlanda supo sobreponerse, con el liderazgo del grandérrimo Paul O’Connel en delantera, a sus 35 años y en la recta final de su vida deportiva, sigue siendo uno de los mayores activos de los irlandeses. Sexton explotaba las carencias de la cintura de la bestia Bastareud para lograr la marca y Trimble lograba ensayar pocos minutos después, tras una buena jugada colectiva con una ruptura de O’Driscoll primero y la irrupción de Connor Murray después para darle el ensayo hecho al ala de Ulster.

El asunto parecía encarrilado, pero Francia lograba ensayar pasada la media hora de juego con una patada cruzada del apertura Talès a la esquina opuesta que Huguet, el mejor francés en el torneo de largo, ganando la partida en las alturas a Rob Kearney con todo el mérito que eso supone, lograba palmear atrás para la llegada del arrière, Dulin, que de esta manera lograba poner de nuevo a Francia por delante. Con el tiempo cumplido Sexton, que ya sabemos de lo que es capaz cuando nota esa enorme presión sobre sus hombros, desperdiciaba un golpe de castigo asequible, dejando una extraña aunque familiar sensación en el ambiente: la del náufrago que tras un enorme esfuerzo muere ahogado a escasos metros de la orilla.

Pero a los cinco minutos de la reanudación, Sexton se desquitaba con el segundo ensayo de su cuenta, la subsiguiente transformación y un penal convertido poco más tarde que ponía el partido franco para Irlanda. O eso parecía porque desde ese momento, no se sabe muy bien como, todo empezó a torcerse. Los nervios en el equipo irlandés eran tremendos, la presión, terrible, aumentada por el hecho de tener en frente a un equipo peligrosísimo cuando no tiene nada que perder. Con Sexton fuera del partido luego de que Bastareud le dejara noqueado (no fue el único que sufrió la extrema dureza de los contactos, aunque sí el peor parado), Szarzewski anotaba junto a la base del poste (en realidad no, porque hubo nocón, pero el referí manda). A Irlanda se le hacían los dedos huéspedes y los nervios tornaban en pánico. El drama alcanzó su máxima cota cuando Francia, por medio de Chouly, ensayaba sin tiempo material para la reacción… ensayo precedido de un claro pase adelantado por lo que no subió al marcador.

A Francia hay que reconocerle orgullo, porque salió a matar en un partido en el que, en realidad, no se jugaba nada. La victoria contundente de Inglaterra en Roma (11-52 nada menos) les había dejado sin ninguna posibilidad real. Una Inglaterra que, visto lo visto, ha desperdiciado una gran oportunidad de alzarse con el Grand Slam… de no ser por ese último cuarto de hora el primer día en París, en el que dejaron escapar un partido que tenían en la mano. Escribí antes del Torneo que, si había un plan Lancaster para el mundial, deberíamos empezar a verlo y así ha sido. Por sensaciones y juego, ha sido el mejor 6 Naciones para los ingleses desde hace muchos años. Lancaster fue valiente a la hora de “limpiar” el equipo tras el fiasco mundialista en Nueva Zelanda y ha ido probando diversas combinaciones en estos tres años: la, espero que definitiva, defenestración de Chris Ashton para apostar por el joven Nowell (que se ha merecido nuevas oportunidades) y dejarse inventos y colocar a Mike Brown en su sitio eran señales esperanzadoras. Lo cierto es que ha terminado montando un bloque que verdaderamente está en condiciones de hacer algo grande en “su” mundial. Aún queda mucha tela que cortar antes de llegar a ese punto; la primera parada es en Nueva Zelanda en junio… excelente oportunidad para comprobar hasta qué punto son de fiar.

Del partido ante Italia poco hay que comentar. El resultado lo dice todo. Los tanos han dejado sensaciones contradictorias en un Torneo en el que han ido de más a menos. De partidos más que dignos ante Gales y Francia a las estrepitosas derrotas en Dublín y esta media el partido ante Escocia. Esa derrota en el único partido en el que, seamos francos, podían y debían ganar acabó por sepultarles moralmente. Mala cosa cuando tocaba terminar el trabajo ante los dos mejores equipos del Torneo. El resultado no puede ser más demoledor: 14 ensayos encajados, 98 puntos en contra y 18 a favor. Las palabras de Jaques Brunel al acceder al cargo de seleccionador en las que afirmaba que su objetivo era que “Italia gane el Torneo en un plazo de cinco años” (sic) a estas alturas causan hilaridad. Sus esfuerzos para dotar al equipo de una mayor variedad en ataque dando más protagonismo a la línea merecen, sin embargo, ser rescatados.

El Gales-Escocia, jugado entre medias de los partidos que decidían el campeonato, duró apenas 23 minutos. Los que pasaron entre el kick-off y la roja a Stuat Hogg, tan estúpida como justa. A partir de ahí el asunto sirvió únicamente para que Gales maquillase sus números y se diese un homenaje en un partido que no fue tal. El 51-3 final es la peor derrota escocesa en la historia del Torneo, con sus diferentes configuraciones. El despido de Andy Robinson por parte de la SRU como responsable del equipo ha resultado ser un pésimo negocio, y ahora se espera como agua de mayo la llegada de Vern Cotter al banquillo caledonio en cuanto acabe la temporada con Clermont. Mucho trabajo le espera, sin duda, aunque muy probablemente este sea el mejor momento para llegar: va a tener muy complicado empeorar a este equipo desmoralizado y humillado. Puede que lo único que necesiten sea recuperar el abc del juego, un back-to-basics que dirían en las islas, y para eso Cotter puede ser el técnico ideal.

Gales aspiraba a un tercer entorchado consecutivo en lo que sería una racha sin precedentes, pero sus limitaciones (que aventurábamos en la previa) han resultado ser más fuertes que sus numerosos recursos. El estilo Gatland, basado fundamentalmente en la supremacía física de terceras y centros en la colisiones para, una vez lograda la superioridad en los agrupamientos, explotar la potencia de sus gigantescos alas, que tan bien le ha ido a Gales y que padecimos con los Lions, necesita, entre otras cosas, un medio melé que relance el juego con velocidad y un preciso juego con el pie del apertura para conseguir buenas posiciones para el ataque. Ni el 9 (pese a todo cabe decir que con Rhodri Williams la cosa mejoró) ni el 10 han funcionado. En el puesto de apertura, Priestland no está desde hace tiempo y Biggar no acaba de ser, aunque para ser justos tampoco los Roberts, Faletau o Lydiate han estado cerca de lo que fueron en 2011-12.

Consulta la clasificación final

porra del flagrant’s rugby club

112 puntos: Amirtam
94 puntos: Russkyi
92 puntos: Shaka
90 puntos: Lastrado
82 puntos: Perdi
80 puntos: Nervik
76 puntos: Livinginthepast, Alomejor
74 puntos: NETrunner
72 puntos: Erkil, Rosschack
70 puntos: Incubus,Rantamplan
68 puntos: Loide, Pollosaurio
64 puntos: Peleida
62 puntos: Mojo, Moshulu
58 puntos: Javier Clemente, Nita
54 puntos: Hobbes30, Man
44 puntos: Flagrant
36 puntos: Eddie The Great
28 puntos: Jorf
24 puntos: Rvich
20 puntos: Garf
6 puntos: Carcan, Free Associated

¡Enhorabuena, Amirtam!

Gracias a Lastrado por el laburo y a todos por participar. ¡Ya queda menos para el 6 Naciones 2015!