BALONCESTO: LOS OSCUROS AÑOS 90 (II). EL DESASTRE DE BARCELONA 92

Pancarta sarcastica 3ext

Las madrugadas de un verano de 1984 crearon toda una generación de aficionados al baloncesto en España. La ilusión que despertó aquel equipo que ganó la plata en los JJOO de Los Ángeles puso al baloncesto como uno de los deportes de referencia en nuestro país. Impulsó el interés por una ACB aún en pañales, descubrió la NBA al gran público e hizo soñar a todos los dirigentes del deporte de la canasta con rivalizar con el fútbol como primer deporte en España. Sin embargo otra cita olímpica se encargaría de sembrar la desilusión entre los aficionados. Fue el primer duro revés que inició un lento desapego hacia el baloncesto. Aquel desastre en Barcelona 92 dejó heridas que tardaron muchos años en cicatrizar. Se pasó de una gran ilusión a la desolación más absoluta, algo que siempre deja huella. Repasaremos la trayectoria de la selección española en aquel infausto torneo olímpico y las razones que llevaron a un descalabro que tuvo su punto culminante en el mayor ridículo de la historia de la selección: el famoso angolazo.

Un lento declive.

La selección española entraba en la década de los 90 con un marcado declive. Tras tocar el cielo en Los Ángeles con aquella legendaria plata España no volvió a probar metal. Acabó cuarta en los Europeos de 1985 y 1987 y quinta en el Mundobasket jugado en casa 1986. Ese fue el último torneo que disputó Fernando Martín como internacional. Por aquel entonces jugar en la NBA te calificaba como profesional y la FIBA aún consideraba sus competiciones como amateur. Sin duda ridículo porque en Europa hacía mucho que el baloncesto estaba muy alejado del concepto amateur pero así estaban las cosas entonces. No se eliminó tal distinción hasta 1992 pero el trágico final de Fernando Martín evitó que volviera a vestir la camiseta de la selección española. Su ausencia se notó en demasía. España tenía un problema endémico para reunir hombres altos de nivel y su papel fue cada vez menor en el concierto internacional. No pula pula inflavel se metió en la lucha por las medallas en los JJOO de Seul y terminó octava. En el Eurobasket de Zagreb de 1989 ya ni siquiera se llegó a semifinales, terminando quinta tras sufrir dos duros rapapolvos de Italia y la URSS que le dejaron fuera del camino de las medallas en la primera fase.

Fuente: zona131.com

Poco quedaba de aquel equipo de plata de Los Ángeles. La carretera nos había arrebatado prematuramente a Fernando Martín en aquella gris y lluviosa tarde de domingo. Corbalán, Margall, Iturriaga, De la Cruz o Beirán ya disfrutaban del baloncesto cómodamente desde su retiro. Solozábal o Llorente no entraban ya en los planes de Antonio Díaz Miguel y Romay y Fernando Arcega ya aparecían esporádicamente. Sólo quedaban Epi y Andrés Jiménez como habituales en las convocatorias, aunque Romay aún acudió al Mundial de Argentina en 1990. Cita que confirmó la imparable trayectoria descendente de la selección. Una derrota por 93-102 en el duelo crucial de la 1ª fase ante Grecia condenó a España a luchar por los puestos del 9º al 16º en el purgatorio de la sede de Salta ante selecciones de nivel bajo. El 10º puesto final significaba la peor actuación en muchos años. A sólo dos de la cita olímpica en Barcelona el panorama no era tranquilizador. Se lamentaban la sucesión de fracasos pero nadie en la FEB cuestionó a Díaz Miguel, su crédito era ilimitado. La vista estaba puesta en rendir en Barcelona, todo lo demás era preparatorio. Así que no importaba tanto pegarse castañazos antes si se volvía a la gloria olímpica.

Con la misma visión se afrontó el Eurobasket 1991 disputado en Italia. Una cita extraña debido a la ausencia de la URSS, sumida ya en un irreversible proceso de desintegración. Se abría el abanico de medallistas en un torneo que sólo disputaban 8 selecciones y en el que, pese al escaso número, alguna sobraba. Díaz Miguel llamó a nombres nuevos como Antonio Martín, Orenga, Hansen, Cargol, Bosch o Bustos como probatura de cara a los JJOO y los rodeó con jugadores curtidos como Epi, Villacampa, Arcega o Rafa Jofresa. La primera fase se salvó más mal que bien. Derrota previsible ante Yugoslavia por 76-67 y victorias muy sufridas ante Bugaria y Polonia remontando un mal primer tiempo. El juego no era bueno pero se volvía a unas semifinales, en las que esperaba Italia, la anfitriona. Mejoró mucho la cara en la semifinal, en la que España plantó cara hasta el final pero cayó por 90-93 ante los transalpinos que pegaron lo que no estaba en los escritos, en especial el leñador Rusconi, con la connivencia de la pareja arbitral. Quedaba el consuelo del bronce, que se logró tras derrotar cómodamente por 101-83 a Francia, aún una selección menor. El oro se lo llevaría Yugoslavia tras imponerse 88-73 a Italia en el que sería su último título. Poco después saltaría en pedazos, víctima del coctel explosivo de odios étnicos y ultranacionalismo que desembocaría en una cruel y terrible guerra.

Fuente: todocoleccion.net

La medalla de bronce, aunque fuera en un Europeo light, servía para coger algo de moral. Se había vuelto a la senda de las medallas con los JJOO ya en el horizonte. Además Antonio Martín había sido incluido en el quinteto ideal del torneo. Hasta parecía que se había encontrado un pivot de garantías. Poco a poco volvía a crecer el optimismo en los chicos del equipo nacional, como le gustaba decir a Díaz Miguel.

Un comienzo lleno de problemas.

Suele decirse que lo que mal empieza, mal acaba. La andadura de la selección española estuvo llena de tropiezos desde el comienzo. Primero con las lesiones que se cebaron con en los pocos hombres altos de garantías. Ferrán Martínez fue el primero en quedar fuera de combate en la recta final de la temporada. El siguiente fue Antonio Martín tras caerle encima en el cuarto partido de la final Corney Thompson con toda su humanidad (literalmente porque el bueno de Corney era un pedazo de pan). El impacto le hizo polvo las cervicales y Antonio Martín no pudo esquivar el quirofano. Díaz Miguel llama a Romay como solución de urgencia pero el pivot gallego sólo acude para disputar un amistoso de homenaje porque su intención era abandonar definitivamente la selección para dejar paso a los jóvenes. Sólo que los que venían detrás transmitían de todo menos confianza. Su decisión fue inamovible y no importó que hubiera a la vuelta de la esquina unos JJOO en casa. Al seleccionador se le presentaba un problema de cuidado con la falta de efectivos dentro de la zona, que se sumaba al otro problema endémico de la falta de un alero alto, fuerte y con buena mano. El 3 de toda la vida. Sobraban escoltas pero los aleros eran muy escasos.

El siguiente problema fue una huelga convocada por la ABP en medio de la concentración. El gran caballo de batalla en la protesta era la aprobación del tercer extranjero por equipo por parte de la ACB. Parón de los jugadores y tiempo de preparación que se iba al garete. Un gran inconveniente que apremiaba a que las dos partes se entiendieran pronto si no se quería echar a perder la cita olímpica. La huelga se acabó desconvocando pese a que la ACB no dio marcha atrás en su decisión de incluir un tercer extranjero en las plantillas. Bastó con unas cuantas minucias inflatable water slide que dio por buenas la ABP, lo que permitió que los jugadores volvieran a la concentración. No se ganaba para sobresaltos pero la selección volvía a ponerse en marcha con el equipo ya perfilado. Estos eran los doce jugadores convocados por España para los JJOO: Rafa Jofresa, Tomás Jofresa, Pepe Arcega, Epi, Villacampa, Biriukov, Herreros, Xavi Fernández, Andrés Jiménez, Andreu, Orenga y Aldama.

Fuente: todocoleccion.net

Seguro que muchos leen esta plantilla y la comparan con la actual y se les escapa una sonora carcajada. En especial con los pivots. Parece mentira que España disfrute ahora mismo del juego interior más potente del mundo cuando hace 20 años no servía ni para andar por casa. Pues en este equipo se depositaban las esperanzas de lograr una medalla en Barcelona. Y se confiaba en ello. Ahora las carcajadas se transforman en un incontenible ataque de risa. Pero era la creencia del momento, más con el corazón que con la cabeza. Daba igual que la preparación no fuera muy allá y en los amistosos alguna selección potente como Croacia nos calentara el morro en más de una ocasión. Se esperaba que la motivación de jugar en casa diera alas para lograr una nueva proeza. Y allí, en Barcelona, se plantaron Díaz Miguel y sus chicos a la espera del ilusionante debut en el Olímpico de Badalona, construido como sede del baloncesto en los JJOO  y nuevo hogar del Joventut.

La primera en la frente.

España estaba encuadrada en el grupo A junto a Alemania, Brasil, Croacia, Angola y USA. Desde luego con el primer puesto de grupo no se podía contar. El Dream Team, como se bautizó a la primera selección estadounidense formada por jugadores NBA, no es que tuviera la primera plaza asegurada, tenía el oro ya colgado antes de empezar. El segundo puesto también estaba complicado con la potentísima Croacia por medio. Pero los demás rivales estaban perfectamente a su alcance. Se contaba con el 3º puesto, si no mediaba machada contra Croacia, y después en cuartos con la motivación de jugar en casa y el apoyo del público quien sabe.

Fuente: clubestudiantes.com

El debut se produjo el 26 de julio, bien entrada ya la tarde. España se estrenaba ante Alemania, gran sorpresa en el Preolímpico europeo y liderada por Detlef Schrempf, alero de los Seattle Supersonics. Un equipo alto y fuerte pero sin profundidad de plantilla. Perfectamente batible sobre el papel. Sin embargo la selección germana explotó los puntos débiles españoles hasta el extremo, dejando al aire las vergüenzas del conjunto de Díaz-Miguel. Schrempf hizo una demostración de la diferencia entre un jugador titular en la NBA y uno que compite en Europa. De paso volvió a recordar la importancia de contar con un 3 moderno a un equipo que ha carecido de él históricamente. El despliegue físico alemán se fue imponiendo a un equipo timorato y reacio a entrar al contacto. Hansi Gnad, aquel pivot torpón que llegó acabado al Real Madrid en 1999, desnudó al endeble juego interior español él solito. España fue a remolque todo el partido, aguantado por Villacampa, pero la diferencia fisica y de intensidad fue tan evidente que sólo pudimos sufrir impotencia, reflejada en las críticas constantes de Ramón Trecet a la pareja arbitral durante la retransmisión. La realidad es que España se achicó ante el músculo y la altura de Alemania.

Derrota por 74-83, no se podía empezar peor. Nadie había imaginado un debut tan desafortunado en los JJOO y ante un rival con el que no se contaba caer. Los nervios y la tensión ya aparecían nada más empezar. La configuración del grupo no permitía ni un solo tropiezo inesperado más. Sólo había disputado un partido y España ya afrontaba su primera final ante su próximo rival, Brasil.

Sufrimiento para recuperar la esperanza.

Brasil seguía conservando la base del equipo que se dio a conocer en el Mundobasket de 1986 celebrado en España y que le dio a los aficionados españoles un buen disgusto tras derrotar a España en Zaragoza. Un equipo ya entrado en años y para el que la cita olímpica de Barcelona se presentaba como el último baile. Ahí estaban los inolvidables Maury, Pipoca, Gerson, Israel, Paulinho Villas Boas. Y sobre todo, Óscar Schmidt. Perdón, don Óscar Schmidt Bezerra, uno de los anotadores más voraces que se hayan visto en las canchas europeas. Un equipo con velocidad, buena mano y mucho talento pero sin el físico de Alemania. España se adaptó mucho mejor a las características de Brasil. Dominó sin problemas la primera parte gracias a los exteriores, en castelo inflavel especial de Villacampa una vez más. Andrés Jiménez jugó más cómodo de 4 sin un defensor más alto y fuerte delante y Orenga y Andreu se sentían más seguros sin una torre musculosa que les intimidara.

Fuente: tirandoafallar.com

Llevaba el partido encaminado pero Brasil les dio un susto de muerte en los últimos minutos. Realmente fue Óscar Schmidt quien sembró el pánico en las gradas cuando sacó a pasear su muñeca de seda en el momento de la verdad para empatar el partido en el último minuto. Empezaban todos a temerse lo peor pero apareció la Virgen en el momento justo con una falta sobre Aldama con el reloj a cero. Bastaba con un sólo tiro libre anotado para cerrar el partido. El ala-pivot del Cai erraba el primero. Más de uno no quería mirar ante la perspectiva de una prórroga agónica. Pero Aldama anotó el segundo para devolver el aliento al equipo y a unos aficionados al borde del infarto. Al fin se pudo respirar tranquilo. 101-100 que significaba la primera victoria. Primera final superada. Con el corazón a mil ya esperaba Croacia, una de las grandes aspirantes a medalla.

Croacia debutaba en una fase final tras separarse de la antigua Yugoslavia. Aglutinaba una buena parte de aquella selección yugoslava de ensueño que dominaba el baloncesto europeo durante los últimos años. Una auténtica pléyade de estrellas. Drazen Petrovic, Kukoc, Radja, Vrankovic, Perasovic, Cvjeticanin,Komazec, Tabak,… Para salir corriendo. Pero la selección española no se amilanó. De hecho jugó el mejor partido del torneo ante los croatas. Les jugó de tú a tú hasta el final liderada por la dupla de la verdinegra Villacampa-Rafa Jofresa y con una muy buena aportación de hombres del banquillo como Herreros, Orenga o Epi. España estuvo viva hasta el último minuto pero ahí Drazen Petrovic se encargó de esfumar todas las esperanzas españolas de victoria histórica. 79-88 para los de Petar Skansi, que no reflejó la igualdad en la que se disputó el partido.

Fuente: basquetplus.com

España cosechaba su segunda derrota pero caía con honor ante un rival superior. La imagen daba esperanzas de cara a los cuartos de final. Hasta Díaz Miguel se creció y no se cortó en soltar a toda la prensa que Skansi estaba cagado todo el final de partido. Ya se pensaba en un posible cruce y el posible puesto final porque el resto de la primera fase parecía un trámite. Los encuentros ante Ángola y USA se consideraban intrascendentes para la clasificación por motivos muy diferentes. Quien podía pensar que la modesta Angola fuera a causar algún problema.

El angolazo.

31 de julio de 1992. Una mañana calurosa más en Barcelona. Tocaba madrugar ese día porque el partido se disputaba a las 11:30 de la mañana. No fue obstáculo para que se llenara otro partido más el Olímpico de Badalona. Los aficionados esperaban disfrutar de una plácida mañana y una fácil victoria ante Angola. Sin embargo desde el comienzo se notó que algo no marchaba bien. España jugaba lenta, muy espesa, demasiado tensa. No lograba despegarse en el marcador durante toda la primera parte de los voluntariosos angoleños. Las diferencias en el marcador siempre eran muy cortas. España no estaba cómoda y sólo Andrés Jiménez jugaba con cierta soltura aprovechando las grandes deficiencias de Angola en el juego interior. Las sensaciones no eran buenas, incluso Angola se fue 1 arriba al descanso para incredulidad de los aficionados españoles. Sin embargo se confiaba que fuera una caraja mañanera, propia de un horario poco usual en un partido de baloncesto, y que los jugadores se lavarían las legañas en los vestuarios para devolver la lógica al marcador.

Fuente: historiaseleccionespanolabaloncesto.blogspot.com

Victorino Silva Cunha, seleccionador de Angola, ordenó una zona para protegerse por dentro. Los angoleños eran jugadores atléticos pero bajitos. Sus hombres altos apenas superaban los dos metros. No eran obstáculo ni aunque todo el quinteto reculara bajo el aro. Pero esa zona se convertiría en un problema irresoluble. Los hombres altos se acorbadaron, la circulación del balón era cada vez más lenta y a los jugadores españoles no se les ocurrió otra manera de atacarla que tirando desde fuera con muy poco acierto. La zona le permitió a Angola cerrar el rebote y correr con facilidad, desarbolando una defensa que cada vez hacía más aguas. La diferencia angoleña aumentaba rápidamente y la incredulidad en las gradas daba paso al nerviosismo. Díaz Miguel estaba desbordado. Buscaba cualquier solución, tocaba cualquier tecla, recurría a cualquiera. Pero España había entrado en un colapso irreversible. Los nervios y la responsabilidad les abrumaron ante un rival muy inferior. Angola tenía el partido en bandeja y se lo creyó. Liderado por Jean Jacques Conceiçao, que desarrollaría una digna carrera en Europa posteriormente, no tuvo miramiento alguno en aceptar el regalo y aplastar a un equipo que había bajado los brazos y vagaba por la pista como alma en pena.

Los últimos minutos minutos fueron una tortura para la selección española. Caía por 20 puntos ante una Angola que representaba el tercer mundo baloncestístico. Los jugadores de Australia que habían llegado ya al pabellón se frotaban los ojos al ver el marcador. Los aficionados ya habían pasado del nerviosismo al más absoluto bochorno que degeneró en una bronca considerable. Los pitos acompañaron el juego durante la recta final. Ramón Trecet no sabía donde meterse mientras narraba el esperpento. Una emisora de radio lo calificaba en directo como la definitiva degeneración del baloncesto español. El sonido de la bocina acababa con la agonía. 63-83, victoria histórica de Angola que provocó una bronca de la que no se salvó nadie. España quedaba eliminada tras esta debacle pero eso era lo que menos importaba en esos momentos. Los jugadores eran conscientes que habían entrado en la historia negra del baloncesto español. El cataclismo había sido tal que no podían ni imaginar a qué nivel podían llegar las críticas. Habían protagonizado el episodio más vergonzoso que se recuerda y los medios de comunicación no tardaron en darle un nombre: el angolazo.

Fuente: todocoleccion.net

Las críticas no se hicieron esperar. Que el partido se hubiera disputado por la mañana daba tiempo para que los informativos de mediodía se despacharan a gusto con aquel ridículo. Se había colocado una diana sobre la selección y nadie quiso perder la ocasión de liberar la enorme frustración que sentía. Las aguas no se calmaron al día siguiente. Las portadas de la prensa escrita no escatimaron los sinónimos de vergüenza, ridículo o humillación. Abundaron las críticas y los comentarios ingeniosos y mordaces, cargados de mala leche. Marca le dio el apelativo de  los 13 magníficos a los jugadores y el seleccionador. Lo peor es que aún quedaba torneo por delante cuando inflatable slide lo que les pedía el cuerpo a todos los componentes de la selecciones es que se los tragara la tierra. La penitencia iba a ser muy dura.

Un largo via crucis.

España aún debía cerrar la primera fase ante USA, el famoso e histórico Dream Team. Lo que debía ser un partido relajado y para el disfrute se convirtió en un marrón en el que digerir la pena. Los jugadores estadounidenses eran conscientes del varapalo que supuso el angolazo y no dudaron en intentar animar a sus rivales con tantas fotos como hiciera falta. Después de la cortesía aplicaron a los de Díaz Miguel el mismo rodillo que a los demás rivales. Debía ser un partido inolvidable pero aún seguía fresca la vergüenza pasada ante Angola. El repaso del marcador al descanso de Ramón Trecet era otra muestra: “Equipo de ensueño 65- Equipo de pesadilla 35″. Desde luego en este partido el resultado era lo de menos. 81-122, un nuevo paseo militar para el equipo más poderoso que haya pisado jamás una cancha de baloncesto. Si fuera por los jugadores darían por finalizado los JJOO en ese momento pero quedaba la intrascendente y penosa lucha por los puestos del 9º al 12º. La pesadilla continuaba.

Fuente: ba-lon-ces-to.blogspot.con

Tragando saliva se afrontaron estos partidos de castigo en aquellas jornadas matutinas sin interés aunque el Olímpico de Badalona se seguía llenando. El primer choque de penitencia enfrentaba a la Venezuela del ex-madridista y jugador de Houston Rockets, Carl Herrera. Tirando de amor propio y la mayor dignidad posible se derrotó a los venezolanos por 95-81. Se evitaba la última plaza, pensó más de uno con sorna. Sólo quedaba un choque más para terminar con el martirio. De nuevo contra Angola, con el desastre vivido días antes aún fresco en la memoria. El partido fue tenso y duro, muy duro. La impotencia y frustración vividas mantuvieron los nervios a flor de piel, derivando en una espectacular y bochornosa tangana en los últimos segundos del partido. España ganó por 78-75 pero no sirvió ni como una pequeña revancha. Ante una selección como Angola eso no se podía definir como desquite. El 9º puesto era una mancha indeleble. El angolazo , una marca que no se podía borrar.

El torneo continuaba aunque si algo no había era emoción. El nivel de USA era inalcanzable para cualquier rival, que se contentaba de perder por lo menos posible ante tal concentración de estrellas, nombres míticos de la historia de la NBA. Una plantilla que se recordará para siempre: Magic Johnson, Jordan, Bird, Ewing, Barkley, Drexler, Pippen, Mullin, Karl Malone, Stockton, David Robinson y Laettner (que aún nos preguntamos qué hacía allí). Se hicieron con el oro tras derrotar a Croacia por 117-85. No lo sabíamos en ese momento pero fue la última vez que Drazen Petrovic pisó una cancha en Europa. El bronce fue para Lituania, que derrotó por 82-78 a lo que se llamó Equipo Unificado, todo lo que quedaba de la antigua URSS antes que se desgajara para siempre y cada república siguiera su camino por separado.

Fuente: javierbrizuela.com

El fin de una era.

La desastrosa participación de España en el baloncesto olímpico iba a traer consecuencias. Ser uno de los pocos puntos negros en unos JJOO que significaron el despegue y la mayoría de edad del deporte español obligaba a tomar decisiones drásticas. Biriukov y Epi anunciaron que dejaban la selección tras la cita olímpica. Pero la medida más significativa se tomó poco después. Antonio Diaz Miguel, que llevaba 27 años como seleccionador, era cesado de su cargo. Su marcha significaba el final de una larga era. Muchos aficionados al baloncesto no habían conocido a otro entrenador al frente de la selección. Se cerraba el capítulo más extenso de la selección española en medio de un mar de dudas e incertidumbre. No iba a ser nada fácil retomar el camino de los éxitos. El angolazo marcaría a esta selección durante mucho tiempo. Llegaban años muy duros en los que a la selección española le costó afrontar el radical cambio de estilo y tipo de juego que viviría el baloncesto europeo durante los siguientes años.

Fuente: 1001experiencias.com

Próximo capítulo: La muerte de la alegría.

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12 Comments on "BALONCESTO: LOS OSCUROS AÑOS 90 (II). EL DESASTRE DE BARCELONA 92"

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10 years 10 months ago

Desde luego no se puede titular esta parte de otra manera. DESASTRE fue poco. Perdimos durante años a algunos jugadores más que decentes (Herreros sobre todo). Efectivamente, estuvimos muchos años con pivots lamentables como Quique Andreu, Juanan Morales y cía. Luego nos extrañamos de que el Madrid y el Barça no ganaran en Europa en aquel entonces. La verdad que yo de Barcelona 92 guardo gratos recuerdos sobre todo por Croacia, Lituania y los USA, tres equipazos de los que ya no se ven. De España, recuerdo que el aficionado medio (o al menos el que yo tenía a mi… Read more »

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