“EL INDIO” UBIRATÁN

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Nos gusta pensar que el baloncesto es patrimonio de unos pocos. Evidentemente EE.UU. por origen y tradición ocupa un lugar preeminente. Luego están escuelas clásicas, como las balcánicas o las bálticas, de culto. Por supuesto, Italia o Rusia también merecen un respeto por lo que han representado en diferentes épocas en la historia de este deporte. Y así podríamos seguir nombrando países y asignando importancias según nuestro criterio. Sin embargo tenemos tendencia a obviar otros baloncestos, tildándolos de exóticos, siempre con perspectiva de superioridad por nuestra parte, olvidando que pueden ser igualmente respetables y que además su historia puede enseñarnos más de lo que nuestra cortedad de miras pueda decirnos a primera vista.

No hay que irse muy lejos en el tiempo para ver a Nueva Zelanda en semifinales de un Campeonato del Mundo, capitaneada por Pero Cameron, en Indianápolis 2002. El baloncesto oceánico, con Australia esencialmente, tan vivaz y atractivo, siempre nos pareció inferior y tendimos a menospreciarlo. Recuerdo en los JJ.OO. de Seúl, cuando ya nos dábamos por clasificados para semifinales y estábamos pensando en Yugoslavia, que Andrew Gaze nos lanzó a jumpers for sale la lona en cuartos de final sin que nadie pudiera remediarlo. También podríamos nombrar a Puerto Rico, con sus tradicionales cincos altos y sus exteriores de playground, sempiternos participantes en campeonatos internacionales, y que de vez en cuando dan sorpresas como la victoria ante EE.UU. en Atenas 2004 o su cuarto puesto en el Mundial de Argentina en el 90, con un Piculín estelar. En los últimos años, una selección como Argentina, menospreciada anteriormente a pesar de que fueron los primeros campeones del mundo en el 50, ha conseguido ganarse el respeto a base de excelentes resultados y de un baloncesto exquisito.

Sin embargo quiero hoy centrarme en un país poco valorado desde Europa en el mundo de la canasta, Brasil. Quizás todos recordamos al Brasil de Maury, Marcel, Óscar, Gerson, Israel o Pipoca. Pero hace muchos años hubo otra Brasil excepcional, coleccionista de títulos. Y entre todos los jugadores que la hicieron grande, destacó uno especialmente, Maciel Pereira, conocido como Ubiratán.

Maciel Pereira nació el 18 de enero de 1944 en Sao Paulo y fue allí donde desarrolló casi toda su carrera profesional. Sus cualidades físicas y sus dos metros de altura le decantaron pronto por la práctica del baloncesto en un país tan futbolero, debutando con 16 años en el modesto Floresta Sport, club en que jugaría el 60 al 62. El Corinthians se fijó rápidamente en él y lo fichó inmediatamente, permaneciendo allí hasta el 70. Tras una experiencia de dos años en el baloncesto italiano, en el Reyer Venecia, volvió a Brasil para jugar sucesivamente en Jacarei, Sirio, Palmeiras y San José Dos Campos, club en el que se retiró en 1984. Su palmarés en el baloncesto brasileño es interminable, destacando sus once títulos de campeón de la Liga Paulista. Fue ídolo absoluto de la generación posterior de jugadores brasileños y entre los aficionados del Corinthians era conocido como O Rei.

Sin embargo, su trascendencia internacional nace de su larga y exitosa trayectoria en su selección, a la que defendió entre 1962 y 1979. Fue cinco veces campeón de Sudamérica (63, 68, 71, 73 y 77) y otra subcampeón (76). Fue plata en los Panamericanos del 63 en Lima, y bronce en los del 75 en México y 79 en San Juan. Pero sobre todas las cosas destacan sus éxitos en Mundiales y JJ.OO. En Campeonatos del Mundo, fue oro en Río 63, plata en Ljubljana 70 (en el que fue el segundo anotador del campeonato) y bronce en Uruguay 67 y Manila 78. Y en JJ.OO. consiguió el bronce en Tokyo 64, además de un cuarto puesto en México 68. Aún tiene el récord de participaciones en Mundiales, con cinco, y de partidos jugados, con 47. En definitiva una leyenda del baloncesto brasileño y mundial. La verdad es que aquella selección brasileña dirigida por Togo Renan Soares, el célebre “Kanela”, fue un torbellino. No sólo Ubiratán destacaba. Otros ilustres nombres como Amaury Passos, Wlamir Marques (ambos en el quinteto ideal de Río 63), Massoni, Tortelli, Carmo De Souza, Luis Menón, Antonio Succar, Jathyr Schall, Wlademar Blatkauskas, Friedrich Braun y Víctor Mirchauskwa marcaron una época en los sesenta y sentaron las bases para unos años setenta también excelentes, en los que Ubiratán fue pieza esencial debido a su longevidad y nexo de unión para la generación posterior liderada por Marcel y Óscar, con los que coincidió en el bronce de Manila 78. Incluso hoy, jugadores como Barbosa hablan con gran respeto y admiración hacia él, recordándonos que el baloncesto es un gran deporte en Brasil.

Los que lo vieron jugar, dicen que era tremendamente atlético para la época, capaz de taponar y rebotear por encima del aro. Los mates eran habituales en su repertorio, incluso al contraataque, algo que fuera de los norteamericanos era difícil de ver. Con el tiempo desarrolló un buen tiro a cuatro o cinco metros y era especialmente hábil cerca de la canasta, favorecido por su condición de zurdo, con un gancho en suspensión muy difícil de defender, además de atacar el aro con mucha decisión. En una época en la que la NBA estaba fuera del alcance y conocimiento de todo el mundo que no fuese estadounidense, Ubiratán fue invitado por los Sixers a un campus en el 68 con la intención de incorporarlo a sus filas, tras haberlo visto jugar en campeonatos de selecciones. Se lo pensó un tiempo, pero declinó la oferta para poder seguir compitiendo con el equipo nacional, pues ambas opciones eran entonces incompatibles.

Sin embargo, en 1970 recibió una importante oferta del Reyer Venecia y, a pesar del trauma que supuso para la hinchada del Corinthians, acabó aceptándola. Según sus propias palabras fue una de las decisiones más difíciles de su vida. El presidente del equipo italiano, el señor Melli, buscaba un jugador importante tras una mala experiencia con el americano Stanford. Maciel era un completo desconocido cuando llegó a Italia, a pesar de sus éxitos con su selección y con su club. El idioma y la habitual saudade brasileña no le pusieron las cosas fáciles al principio. Pero el lenguaje del baloncesto es universal y poco a poco se fue haciendo un hueco en el corazón de sus compañeros y de los aficionados. Su juego atlético, con ese salto vertical espectacular, le valió el sobrenombre de “El cohete”, aunque sus compañeros realmente le bautizaran “El indio”. Su concepción colectiva del juego no le impidió hacer buenos números, 21 puntos y 14 rebotes por partido, y sobre todo hicieron crecer al Reyer transformándolo de  equipo modesto a aspirante al título. Sus dos temporadas en el baloncesto italiano se cerraron con un tercer y un cuarto puesto en la potentísima liga transalpina.

En Italia dejó una huella imborrable. Se recuerdan varias anécdotas de su estancia allí. Por ejemplo, un enfrentamiento con un enorme jugador estadounidense, Bartolomé, de 2.20 que lo retó públicamente antes del partido afirmando que lo iba a machacar anotando y reboteando. Sin embargo, Ubiratán no cayó en la trampa dialéctica y con su movilidad lo sacó del partido a base de fintas, tiros de fuera y mates tras penetración. Bartolomé fue burlado por Maciel y por los aficionados, que se mofaron de él. También se recuerda de Ubiratán en Venecia su calidad humana y su cercanía con los tifosi. Todavía en los noventa (no sé si seguirá abierto) había allí un pequeño restaurante que tomó su nombre, pues allí acudía Maciel con su esposa, profesora de piano, a entonar melancólicas canciones populares que hacían las delicias de los asistentes. Sin embargo, algunos problemas físicos le hicieron regresar a Brasil, donde siguió coleccionando títulos. Cuando se retiró en 1984, siguió ligado al baloncesto entrenando en categoría infantil en primer lugar y luego en equipos de mayor rango, como el San José Dos Campos, el Atlético Ferroviario de Pindamonhagaba o el Banco Central de Brasilia.

Desgraciadamente, nos dejó demasiado pronto. El 17 de julio de 2002, Ubiratán falleció a causa de una infección generalizada con tan sólo 58 años. Eso sí, su legado nos quedará siempre. En 1994 ya recibió la Orden de Mérito de la FIBA. El 31 de agosto de 2009, ingresó en el Hall of Fame de la FIBA cuya sede se encuentra en Madrid, uniéndose toboggan gonflable a sus compatriotas Amaury Passos, Hortencia Marcari y el fallecido entrenador “Kanela” Soares (por cierto, este año se ha unido también Óscar Schmidt). Junto a él, ingresaron ese año figuras de la talla de Oscar Robertson, Ricardo González o Pedro Ferrándiz, entre otros, lo que da una medida del calibre de Ubiratán como estrella del baloncesto.

Retomando un poco el hilo inicial, quiero resaltar lo ingratos que pueden ser el paso del tiempo, en algunos casos, o la distancia al observador en primera persona, en otros. Decía Galdós que la villanía era perdonable, pero la ingratitud nunca. No quería dejar pasar la oportunidad de mostrar en unas líneas, que hay y que ha habido otros baloncestos, otros jugadores, más o menos alejados de nuestro espacio-tiempo, que merecen ser recordados. Fueron pioneros, creadores de sueños y pilares de este juego maravilloso. Probablemente, cuando en agosto de este año se produjo el ingreso de nuevos miembros en el Naismith Basketball Hall of Fame de Springfield, a muchos les pasaría desapercibido el nombre de Maciel Ubiratán Pereira. No en vano sus compañeros de promoción fueron el coach Bob Hurley, el propietario de los Lakers Jerry Buss, la gran Cynthia Cooper, el recordado Dennis Johnson, el malogrado Gus “Honeycomb” Johnson, el archiconocido Karl Malone, el hexacampeón de la NBA Scottie Pippen y las selecciones olímpicas estadounidenses de Roma 60 y Barcelona 92, que no necesitan presentación alguna. Su hijo Luciano Pereira, emocionado y orgulloso, recordó su trayectoria y sus logros en su discurso de ingreso en tan selecto club de elegidos. Entre todas estas leyendas, se coló este desgarbado pívot brasileño, de otro tiempo, de otro baloncesto, que en el fondo sigue siendo el mismo baloncesto de siempre.

22 comentarios sobre ““EL INDIO” UBIRATÁN

  1. Muy bien, Vialegre.

    No conocía en absoluto a este jugador y creo que tiene una historia interesantísima.

    A destacar algo muy importante, y es que seguramente hay muchos jugadores que hubiesen triunfado en la NBA y no lo hicieron porque jugar allí suponía no poder hacerlo con la Selección. Ya que hablamos de brasileños me acuerdo de Oscar Schmidt, a que disfrutamos en España en Valladolid.

    Yo veía jugar a Kiki Vandeweghe y me acordaba de Oscar pensando que eran clavados. Altos, elegantísimos en la mecánica, anotadores excelsos y bastante escaqueados en defensa.

    Siento discrepar en una cosa contigo. Y es que me parece que "exquisito" no es el adjetivo más adecuado para definir el juego de la Argentina de Ginóbili. Era un equipo que se definía más por su garra que por su clase, aunque de esto también tenían, y mucha.

    Y tengo una propuesta: podrías hablarnos de uno de los jugadores más ilustres que jamás haya pasado por tu tierra. Jugó poco y no muy bien, pero creo que tiene detrás una historia bastante interesante, a la que tú le podrías sacar bastante jugo.

    La antigua torre gemela, Ralph Sampson.

  2. Y un consejo a todos:

    Aunque no participo en ninguna liga supermanager ni nada de eso, acordaos de un nombre: Rafael Hettsheimeir, del CAI Zaragoza.

    El año pasado se salió cedido en el Xacobeo, pero tuvo que volver al CAI a mediados de temporada porque los maños no prorrogaron su cesión.

    En la primera jornada: 14 puntos, 6 rebotes, 18 de valoración, en 25 minutos.

    Baratito y un crack.

  3. En estos tiempos en que nos inunda la 'Eñemanía' y algunos se creen los sucesores por línea directa de sangre de Naismith -verdad, Pepe-, conviene recordar que equipos como Brasil o Argentina siguen teniendo, a día de hoy, un palmarés internacional más brillante que el de España. Artículos como este sirven para colocar las cosas en su justa medida. Brasil es un grande en la historia del baloncesto mundial.

    La primera vez que tuve noticias de Ubiratán fue en 1986. Guardo como oro en paño el especial de la revista 'Nuevo Basket' en vísperas del Mundial de España. En aquel número, que cabe calificar como incunable, se hacía un repaso a la historia de los Mundiales. 600 pesetas de la época, pero cada página justifica su precio. ¡Dios, cómo hecho de menos aquella revista! Tras su desaparición, allá por el 92, tuve que conformarme con 'Gigantes'. Con el paso del tiempo he ido valorando el trabajo de Paco Torres y el desdén inicial se ha transformado en profundo respeto a día de hoy. De hecho, sigo comprando la revista cada semana, como bien atestiguan las estanterías de mi desván. Y lo hago más bien por compromiso de aficionado, puesto que la llegada de Internet permite un acceso más rápido y más profundo a la información. En la mayoría de los temas, la revista llega ya 'vieja' a las manos del lector.

    Volviendo a Ubiratán, me reencontré con él con motivo de la serie de fascículos coleccionables titulada '100 Jugadores de Leyenda' publicada por la propia 'Gigantes'. Tras leer el excelente post de Vialegre, lo primero que haré al llegar a mi casa del campo será ojear el capítulo dedicado a Ubiratán en ese coleccionable. Tengo que esperar a mañana; inconvenientes de tener una vida repartida entre dos casas. O quizá sean dos vidas en realidad...

    Nunca he aspirado a llegar a viejo. Me gustaría pasar a mejor vida relativamente pronto; dentro de unos treinta años. El único estímulo que encuentro para alargar mi vida es poder ver más baloncesto. Envidio profundamente a los viejos aficionados, esos que conservan sesenta o setenta años del juego en sus retinas. Me hubiese gustado ver jugar a este tipo, Ubiratán.

    (por cierto, sin ánimo de polemizar, ¡cómo que Argentina no era exquisita! ¡El imperio del 'flex'! A veces los tópicos no nos dejan ver la realidad... Nadie ha jugado un baloncesto más brillante en la última década en el ámbito de las competiciones de selecciones. Nadie. Un baloncesto de una delicadeza táctica sublime. 'Delicatessen'.

  4. Gracias Rodolfo, aunque ya Docass y FreeAsociated me "Instruyeron" sobre el tema de las valoraciones.

    Y menos mal, porque esta semana tenía pensado incluir en los equipos a gente como English, Van Lacke o Davis.........y ahora ni de coña.

    Gracias a todos.

  5. ¡¡¡ Que grande, Vialegre !!!

    Espectacular, una vez más este blog deja en bragas a la "prensa" deportiva de este pais

    Un abrazote

  6. Gracias Vialegre. Magnífico.

    Como se agradecen estos post por aquellos que amamos el basket. Es un merecido homenaje a deportistas desconocidos, pero enormes, sin los cuales nuestra pasión no sería hoy la que es.

    Grande boquerón.

  7. Gracias a todos:

    -Aupa_Rojillos y Slumdar. Anda ya, qué tontería. El deporte (como todo lo que nos gusta) es para disfrutarlo, no para estudiárselo. Y que vengan esas palabras de vosotros, que sabéis latín, griego y arameo... Ainnsss.

    -Rodolfofierro. Y tanto. Debemos empezar a respetar más a los demás, si queremos respetar el juego. No podemos olvidar que el mundo es más grande que Europa y que la humildad es el camino al éxito. Por cierto, mi mujer siempre me dice lo mismo: "Si ya te pagaran por esto..." :-)

    -Zorba. Ojalá fuera más constante, pero se intentará. Me alegro de que te haya gustado.

    -Scot, Free. Paisanos andaluces emigrantes, incluso Free de aquí al lado, gracias por vuestras palabras.

    -Sinchan, mi NBA-adicto preferido. Así es, Maciel es un desconocido para casi todos, pero es de justicia reconocerle los méritos. Y hasta en EE.UU. lo han hecho este verano. Lo de "Malditos jugones" se lo dejo a capo que lo hace muy bien. Un abrazo.

    -Capo. Pues yo también echo de menos algún capítulo más de tus jugones. Salud.

    -Cap_Centollo y Playingforkeeps, la sección merengue. Para los que nos gusta el baloncesto, nunca es suficiente. Si nosotros mismos no lo cuidamos, ¿quién lo va a hacer? Vosotros ya lo hacéis en la cancha, jugones. Yo me conformo con disfrutarlo desde el lado débil.

    -Gwendi. Cómo olvidar a Cadum, otro más de la generación ochentera de la que hablaba en el artículo, como también Guerrinha. Tengo un gran recuerdo de Cadum en la Final de los Juegos Panamericanos del 87 en Indianápolis ante EE.UU. que Brasil le ganó a los anfitriones con un Óscar excepcional en la segunda parte. Fue un aviso a navegantes, pues la selección de EE.UU. era preolímpica, la base de la que iría a Seúl (con Robinson y Manning de estrellas) y que palmaría en semifinales ante la U.R.S.S.

    -Greatmike. Es cierto que con un jugador como Óscar siempre nos quedará la duda de si en los mejores momentos de su carrera podría haber jugado en la NBA, a pesar de sus carencias defensivas.

    Como sería feo que siempre estuviéramos de acuerdo (jeje), elegí el calificativo exquisito para el baloncesto desarrollado por Argentina en la última década con toda intencióny, en mi opinión, con merecimiento. Como decía Docass, si la mejor versión del ataque flex que yo haya visto no merece tal calificativo, qué puede merecerlo. En Sevilla guardáis un pésimo recuerdo de él, con razón seguramente, pero Rubén Magnano tuvo dos años sublimes en Argentina entre 2002 y 2004. Su ataque estático era una espectáculo de fluidez, movimiento, pase, corte, bloqueo y tiro. Exhibiciones como la de Indianápolis ante EE.UU. son imborrables.

    Respecto a Sampson, creo que el artículo de Gonzalo Vázquez al respecto, que seguramente conocerás, no se puede mejorar:

    http://blogs.acb.com/blog/elpuntog/post/el-alero-mas-alto-del-mundo

    Yo sólo puedo añadir, como experiencia personal, que en cierta ocasión estaba yo en una papelería que había enfrente de mi casa que se dedicaba al modelismo también, cuando me giré y estaba detrás de mí el tipo más alto que yo hubiera visto jamás en ese momento a mis 16 años. Enorme, muy delgado, con mala cara, con bigote y una cierta dificultad para caminar. Cuando me di cuenta de que era Ralph Sampson, ese tipo que destrozó a Lakers en las finales del Oeste en el 86 junto con Olajuwon, McCray, Wiggins, Petersen, Lloyd, Lucas o Reid (más Grainville Waiters y Graig Ehlo como toalleros) me quedé perplejo, bloqueado. Después de comprar un coche teledirigido y de montar un revuelo considerable en el barrio, se marchó. Su paso por Málaga fue fugaz y desastroso, sustituyendo a Amos que lo volvió a sustituir a él tras ocho partidos. Una pena de jugador, tanto talento y físico, y con una salud de cristal.

    -Docass. Así es, a veces se nos olvida de dónde venimos y sobre todo quiénes somos. Muy acertado tu comentario acerca del palmarés internacional de otras selecciones respecto al nuestro. A lo comentado en el artículo, hay que añadir que Brasil tiene otros dos bronces olímpicos en Londres 48 y Roma 60, además de uno oro y una plata en los Mundiales del 54 y del 59. No es poco.

    Respecto a Nuevo Basket, la revista de Franco Pinotti, fue una pena su desaparición. No guardo ningún ejemplar de los que en aquella época compraba mi hermano. Tampoco de Gigantes, aunque la colección de 100 Gigantes del Basket Mundial sí que la conservo. Sólo me faltó un capítulo (que venían de cuatro en cuatro jugadores, si no recuerdo mal) para completarla. Bueno, más que conservarla, está en casa de mi madre guardada en algún lugar cogiendo polvo. Precisamente las anécdotas de la experiencia italiana de Ubiratán las he rescatado de mi memoria basándome en lo que en aquel coleccionable contaba, pues no hay muchos datos de esa estancia en Venecia del pívot brasileño.

    Perdón por el tocho, pero quería os quería responder a cada uno de vosotros.

  8. Extraordinario, Vialegre.

    He intentado buscar algún video de Ubiratán, de Maciel Pereira, de la selección de basket campeona del mundo en el 63, bronce en Tokyo 64, y nada. Me intuía que si ya no habías puesto nada era porque nada hay. Que cruel es la memoria gráfica en la inmensidad de tanto twitter-periodismo. El vino joven quizá produzca más litros pero el sabor del añejo parece que se está perdiendo entre tanta velocidad sin frenos.

    Gracias por este delicioso sorbo.

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