Escribimos una nueva página del cuaderno de bitácora. Anotamos en el margen superior el día. 11 del once del once. La Once celebra un sorteo único, como todos los días. Y el 11 blanco del Santos, el fin de la historia Neymar, renueva su contrato como había sido anunciado y en contra de lo que se predijo mientras resuenan sin cesar las “conversaciones sobre el futuro” de Guardiola convertidas en spot televisivo de una entidad bancaria. “Trabajo mejor pensando que tengo la libertad de elegir mi futuro”, pero el descrédito invade Grecia contagiando los cuerpos de usura. La monarquía expolia sin ánimo de lucro, Il Cavaliere se bouncy castle for sale fuga en un vuelo low cost, y quizá hoy alguien quizá gane 11.000.000 de euros. Aunque no sabemos si éstos serán duros o blandos, de primera o segunda, espacio, tiempo, velocidad. Tempus fugit y nadie corre a aprovechar el momento, la última oportunidad. Es la ley del mercado y la devastadora fuerza de la gravedad G11. La eterna incertidumbre del futuro, la ilusión de todos los días. Es la nueva fe del indignado, una esperanza que no sabe hacia donde va y ni siquiera sabe que está huyendo. La suerte, para tu desgracia, se hizo carne a la diestra y a la siniestra del camino.
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Con Isiah siempre queda esa impresión. Probablemente no he visto otro manejador de balón como él con ese bote bajo eléctrico, aparte de su visión de pase y su capacidad para anotar desde cualquier posición. Luego está su cara b, quizás inyectada en su cuerpo desde sus tiempos en Indiana al lado de Bobby Knight. Esa que le hizo pasar del beso con Magic a llevarse a matar con él:
http://www.marca.com/2009/10/23/baloncesto/nba/1256276004.html
O la eterna guerra que mantuvo con Jordan desde aquel lejano All Star del 85 en el que parece ser que Thomas apalabró con sus compañeros del Este no pasarle el balón a Mike, que tampoco fue un angelito nunca, dicho sea de paso.
Pero todo eso no borra que el Asesino con cara de niño, el Magic de bolsillo o simplemente Zeke haya sido un base irrepetible. Las finales de conferencia con los Celtics en el 87 con aquel robo del paleto de French Lick y la canasta de DJ, la triple elminación consecutiva de los Bulls de Jordan a manos de los Pistons o aquellas finales contra los Lakers en el 88 con ese mítico sexto partido (con su lesión de tobillo) en el Forum con record de anotación en un cuarto incluído, son momentos imborrables que dieron paso a ese dominio en aquellos dos años consecutivos 89 y 90. A pesar de todo, ese carácter y su mala relación con los pesos pesados del Dream Team lo dejaron fuera de un equipo en el que sin duda mereció estar. La gloria olímpica siempre se le negó, pues en el 80 también se quedó sin participar tras el boicot de EE.UU. a los JJ.OO. de Moscú.
A su lado, formando pareja, Joe Dumars, su antítesis en carácter, el asesino silencioso. Probablemente el personaje más importante en la historia de la franquicia de Michigan, aunque Isiah haya sido su mejor jugador. Y es que Thomas tampoco ha sido, como otros grandes jugadores, ni un buen entrenador ni un buen gestor.
Eso sí, fue un once de juego luminoso, aunque habitara con demasiada frecuencia en el lado oscuro.
Vialegre
ya que ha salido este pequeño debate. ¿Podrías hacer un ránking de los 11 mejores bases de la historia? Me gustaría conocer tus gustos y motivos.
1º Raül López, 2º Earvin Johnson, 3º Isiah Thomas, 4ºOscar Robertson...
Luego sigo
A la espera de Vialegre, sólo contando los que he visto en directo y aclarando que he meditado cuidadosamente el orden:
En NBA:
Magic Johnson, Isiah Thomas, John Stockton, Tim Hardaway, Steve Nash, Jason Kidd, Kevin Johnson, Gary Payton, Mark Jackson, Mark Price y Penny Hardaway.
En FIBA:
Sasha Djordjevic, Dejan Bodiroga, Valdis Valters, Juan Antonio Corbalán, Theos Papaloukas, Panagiotis Giannakis, Sarunas Jasikevicius, Pier Luigi Marzoratti, Jiri Zdovc, Petr Naumoski y Tiit Sokk.
La historia del undécimo jugador de mi lista FIBA, Tiit Sokk, arrastra una anécdota bastante curiosa, no sé si la conoceis.
Antes de comenzar la temporada 91/92 Panathinaikos llevaba sin ganar la Liga desde 1984 y buena parte de la culpa era del intratable Aris de Salónica del gran Nikos Gallis. Hartos de perder cada año, aplicaron aquello que en España hizo el Real Madrid con su verdugo Drazen Petrovic, si no puedes con tu enemigo únete a él, y ficharon a la gran estrella griega por una millonada.
Ya que estaban, construyeron un extraordinario equipo a su alrededor, fichando a gente como Arijan Komazec, supuesto heredero de Drazen Petrovic, y el gigante Stojan Vrankovic. El encargado de la manija sería el base Tiit Sokk, gran anotador, estonio, procedente del Kalev de Tallin, Estonia, con contrato finalizado y bastante dispuesto a fichar. El problema era que las plazas de extranjero estaban ocupadas por Komazec y Vrankovic.
Estábamos en los años dorados de las nacionalizaciones en Grecia, aprovechando la fuga de jugadores tras el derrumbe de la URSS, la convulsión de una Yugoslavia en descomposición y los altos salarios que se pagaban en el país heleno. La FIBA comenzaba a sospechar de tanto pariente griego que brotaba de la nada y prohibió la participación de los nacionalizados en las competiciones europeas los tres primeros años tras la nacionalización.
Sokk estaba dispuesto a pagar ese precio, alucinado con el pastón que suponía el fichaje, y presentó una solicitud ante la federación alegando parientes griegos.
Vigilada por la FIBA, la Federación griega desonfiaba, pero Sokk presentó una prueba que no tuvieron más remedio que admitir como válida. Su madre se presentó ante la justicia griega y firmó una declaración jurada, afirmando que Tiit Sokk era hijo ilegítimo de un marinero griego, que la había dejado preñada cuando un carguero atracó en Tallin, Estonia.
Sokk obtuvo su pasaporte, cambió su nombre y apellidos por Tout Giannopoulos y ayudó a su equipo a ganar la Copa... pero también a perder la liga una vez más.
Panathinaikos no se rindió.
Despidió a Komazec, contrató a Alexander Volkov y se fijó en un compañero de Sokk en el Kalev, el escolta Aivar Kuusma, que también debía nacionalizarse. Con la lección aprendida, Kuusma aportó una declaración jurada de su madre, en la que afirmaba que Aivar era hijo ilegítimo de un marinero mercante griego.
La Federación, considerablemente cabreada con la desfachatez, exigió más pruebas, y Panathinaikos localizó al supuesto padre de la criatura, que testificó ante un jurado aceptando su paternidad. Cuando la "familia" se reúne ante un juez para firmar la documentación se da la curiosa circunstancia de que Kuusma y su madre son rubios, de ojos azules, pasan ampliamente del 1,80 ella y el 1,90 él... y el padre griego es un tapón de alberca moreno con los ojos marrones.
Kuusma explicó más tarde que, evidentemente, había salido a su madre.
A pesar de toda la desvergüenza, Panathinaikos no lograría ganar la Liga hasta 1998.
El único título destacable fue la Copa de Europa de 1996 ante el Barcelona, en aquella famosa final del tapón ilegal de Vrankovic a Montero.
Aquí el vídeo de ese momento, con la narración de un indignado13T y los comentarios de Esteban Gómez:
Tiit Sokk fue despedido la temporada anterior a esa final y Aivar Kuusma no pudo jugarla por estar cumpliendo el plazo de tres años que imponía la FIBA a los nacionalizados.
Ambos se fueron de Panathinaikos sin haber logrado nada importante, tan sólo una Copa griega.
Greatmike:
Conocía la rocambolesca historia de los estonios. Para completar, recordar que el Kalev de Tallin fue el penúltimo equipo en ganar la liga soviética de baloncesto. Por supuesto, fue el único equipo estonio que lo hizo y efectívamente se apoyó en Sokk, Kuusma y Babenko para vencer al Spartak de San Petersburgo. En la Copa de Europa posterior los recuerdo vagamente como un equipo muy ofensivo, bonito de ver, aunque no llegaran muy lejos. Esas exhibiciones ofensivas hicieron que los equipos europeos empezaran a fijarse en aquella pareja Sokk-Kuusma, sobre todo en este último, pues Sokk era ya internacionalmente muy conocido por sus participaciones en Eurobasket, Mundial y JJ.OO. con la U.R.S.S.
Respecto a lo de los bases, pues mi lista y en orden cronológico serían irrenunciables estos:
-Bob Cousy, casi inventor del puesto de point guard, pilar y vértice del triángulo formado también por Auerbach y Russell para generar una dinastía irrepetible. Se dice que conocía hasta los baches de las tablas de madera del antiguo Boston Garden y quie lo aprovechaba para atacar al balón de su atacante. La pareja exterior con Bill Sharman fue imparable.
-Oscar Robertson, quizás Magic antes de Magic. Un genio desde su etapa universitaria, hasta su larga y exitosa carrera entre Cincinnati y Milwaukee, pasando por su presencia en el maravilloso equipo olímpico en Roma. Capaz de promediar un triple doble en una temporada. COn eso está todo dicho.
-Lenny Wilkens, uno de esos grandes jugadores que se fueron de las pistas sin nigún título, aunque eso no merma su grandeza. Cuando se retiró, era el segundo máximo asistente de la historia tras Robertson. Su etapa como entrenador le dio el campeonato con los Sonics que se le resistió como jugador. En el Hall of Fame como jugador y entrenador, un lujo al alcance solo de John Wooden y Bill Sharman.
-Dave Bing, enorme base en los sesenta que se encntró una y otra vez con las nominaciones a mejor en su puesto a Robertson lógicamente, pero que aun así fue elegido dos veces en esa selección. Destacó sobre todo en los Pistons donde es una leyenda. También fue un líder fuera de las canchas en su lucha contra las desigualdades raciales. Actualmente es el alcalde de Detroit.
-Walt Frazier/Earl Monroe. Coloco a los dos porque la pareja exterior que formaron era casi un solo jugador. Aquellos Kncks dobles campeones de la NBA a principios de los 70 fueron posiblemente el mejor equipo colectivo de la historia y entre Clyde y The Pearl manejaban a su antojo el juego. Si es mítica la aparición de Reed en el séptimo de la serie ante los Lakers, no menos mítica es la actuación de Walt con 36 puntos y 19 asistencias.
-Nate Archibald, Tiny para los emás. El pequeño base neoyorkino fue un revolucionario del basket en los setenta. No solo era un trmendo anotador sino también un excelente defensor. 6 veces ALl Star, una vez MVP del mismo, 3 veces en el mejor quinteto de la liga y dos veces en el segundo además de miembro de la lista entre los 50 mejores jugadores de la historia. Las lesiones lo frenaron a mitad de carrera y lo convirtieron en un jugador menos vistoso. Tuvo su oportunidad de ganar su anillo ya veterano en los Celtics del 81 al lado de Bird.
-Pete Maravich. No hay mucho que argumentar con Pistol Pete. Basta con ver cualquier vídeo desde su etapa en LSU o en sus años de profesional para observar la rebosante capacidad para generar juego, para ser genial pasando, para apreciar su inagotable talento ofensivo o para disfrutar con sus clinics de manejo de balón. Si se puede aplicar el calificativo de genio a un jugador, a Pete le quedaría a medida.
-Magic Johnson. Creo que no hace falta decir nada de él. Sin él mi amor por el juego no sería ni parecido. Creo que, aunque sea un elogio en clave personal muchos lo compartirán. Probablemente el jugador que más me ha hecho disfrutar sobre una cancha de baloncesto.
-Isiah Thomas, de él ya lo dije todo. Un Magic anotador concentrado en el cuerpo de 1.85. Solo él, Robertson y Kevin Johnson han sido capaces de promediar al menos 20 puntos y 10 asistencias en tres temporadas consecutivas o ser junto a Magic y Kevin Johnson también en promediar en una temporada más de 20 puntos y 12 asistencias.
-John Stockton. Una debilidad personal, un hombre de una sola franquicia, nada menos que 19 años. De Gonzaga a Salt Lake City. Líder absoluto en asistencias y robos en la historia de la liga. Un ordenador en pista, un auténtico director de juego, un Bob Cousy evolucionado, todo lo que se diga de él es poco. Ni siquiera las dos finales perdidas empañan su indiscutible carrera como el último gran base en mi opinión de la historia.
Creo que es indiscutible la lista, incluida la pequeña treta de colarnos 2x1 a Walt Frazier y Earl Monroe para cuadrarlo en 11. Pero no pones ni uno europeo. Supongo que porque estás preparando la lista FIBA que al tener reglas diferentes, podría decirse que es un deporte distingo.
Yo voy a hacer como Greatmike. Sólo citaré los que he disfrutado en directo. Evidentemente mi lista sólo me sirve a mi porque ya conocéis lo estrafalario de mis gustos.
Carmelo Cabrera. El primero sin duda. Este para mi fue el Bob Cousy, el Pete Maravich y el Pocket Magic todo en uno. Lo conocí aconsejado por mi abuela que en la época del franquismo devorando la única televisión que existía alucinaba cuando lo veía jugar. No era una aficionada al basket pero si echaban basket pues veía basket. Carmelo Cabrera era su debilidad y enamorar a una viejecita que no se apasiona con el deporte de las dos canastas sólo lo consiguen los jugadores con magia.
Nicko Gallis. Lo que hacía este hombre era simplemente alucinante. El Messi del baloncesto. Dicen que era escolta, el eterno debate de los unos y los doses cuando los colocan en la pizarra intercambiados. Gallis era sencillamente imparable.
Magic Johnson. Todo lo que habéis dicho está bien, pero yo lo adoro porque lo hacía iluminando sus jugadas con su sonrisa.
Isaiah Thomas. Cuando le vi dar dos besos al gran Magic de los Lakers como los damos aquí en el mediterráneo me quedé prendado del tipo. Pero poco a poco empecé a odiarlo por lo bueno que era. En cierto modo su caracter cainita, capaz de liquidar sin piedad a su hermano y a cualquiera, es algo que en el deporte de competición le da un brillo extraordinario. No fue Jordan quien acabó con el reinado de Magic. Fue Isaiah, que además tiene nombre bíblico.
Nacho Solozabal. Como no puedo meter a Epi me veo en la obligación de meter a Solozabal. Suele haber unanimidad en nombrar a Corbalán como el gran base español de la época dorada de los 80, pero para mi Nacho con sus infalibles entradas a canasta, su portentoso tiro, la enorme capacidad para robar balones y dar el pase justo lo convierten en el base perfecto. Vendría a ser algo así como el Denis Johnson español.
Denis Johnson. ¿Qué sería de los Celtis sin él? Seguramente no hubieran alcanzado el status de equipo mítico. Johnson que era un extraordinario defensor y anotador, que llegó a ser MVP de la finales del 79 con los Sonics, fue la pieza clave para dotar de equilibrio al equipo y frenar el perímetro de los rivales. Nadie dudaba de su calidad, pero adquirió fama de jugador polémico y rebelde. Yo cuando lo ví por primera vez este hecho lo desconocía, e incluso me parecía una leyenda urbana puesto que con los Celtics era la serenidad y la seriedad en persona. Lo extraordinario de su étapa en Boston es que siendo un base anotador allí modificó su estilo de juego para convertirse en el perfecto escudero del juego interior de los Celtics. Y lo mejor es que cuando se le necesitaba era capaz de seguir fusilando el aro rival. El base ideal de aquellos verdes.
Wade. Sí, Wade. No es ningún flash. Para mi el Wade de las finales contra Dallas 2006 no sólo era base, sino que era todo el juego de perímetro y de la zona de aquellos Miami. Quien haya visto aquellas finales puede afirmar que su actuación es una de las más expectaculares de la historia de la NBA. Lo que hizo prácticamente sólo en los cuatro últimos partidos fue simplemente epíco: Miami perdía la eliminatoria 2-0. Pues bien, llegados a ese punto Wade se echó el equipo a la espalda cogió el balón y ya no lo soltó hasta conseguir el anillo contra el gran favorito del año. Así, en el tercer encuentro anotó 42 puntos y obtuvo 13 rebotes. En el cuarto, 36. En el quinto 43 y el el sexto 36.
Allen Iverson. ¿Quien era el base de los Sixers que llegaron a las finales?
Primer partido de las finales del 2001. Una nueva era. Habían nacido los imparables Lakers de Shaquille y Kobe. Iverson tumbó a Goliat.
Sasa Djordjevic. El base de la jugoslavia de los 90. Lo reunía todo. Un jugador eléctrico, con una garra y un tiro demoledor. Con su fusil de asalto impidió y una sola bala en la recámara se cargó a la Penya en la final de la Copa de Europa en el 92. En el 95 este francotirador le metió 9 triples a los lituanos.
Sergio Llull. Hay amores inexplicables. Llull es uno de ellos. Yo sé porque me vuelve loco este chico. Con Llull el baloncesto se vuelve inestable, caótico, alocado. Para muchos esto es un defecto, pero para mi su capacidad de desconcierto, de alterar el ritmo lo convierten en un jugador imprevisible para el rival. Y a mi me encanta porque es sorprendente. Llull parece que no sigue más esquema que el de sus sentidos, de sus impulsos, y cuando falla las críticas son feroces por no seguir el canón ni el guión. Pero cuando acierta lo que me transmite es puro extásis.
Me dejo uno, pero es que a Vialegre le sobraba uno.
Madagascar? preciso...pero yo estoy bien...


Lo que me podio reir con el nota....