Ayer vi Napoleón de Ridley Scott junto a gran parte de mi familia. Partiendo de la premisa de que es muy difícil reflejar en un largometraje (por muy largo que sea el metraje) una vida tan rica en eventos como la del ítalo-corso metamorfoseado en emperador francés (demostrando que los franceses saben como tratar realmente a los nacionalistas periféricos), era bastante escéptico sobre el resultado final.
Digamos que la selección de hechos reflejadas en pantalla es más que correcta: Tolon, Vendimiario, Egipto, matrimonio, Brumario, Coronación, Austerlitz, Tilsit, divorcio, Moscú, Elba, Waterloo, Santa Helena, faltando por supuesto las referencia a las fundamentales España, Italia y Polonia, pero ya sabemos que los anglosajones tienen la pasta y escriben la historia (a veces de manera tan ridícula como que el texto de los papeles del divorcio imperial aparezcan en inglés en lugar de francés). Puestos a criticar, Egipto es totalmente superfluo en comparación con Marengo, Jena u Ocaña. Además contiene una de las escenas más problemáticas de la película, y no me refiero al impacto de los cañones franceses sobre las pirámides, una salvajada completamente ahistórica que no me extraña haya causado indignación en el país vecino, sino a la interacción del protagonista con una momia egipcia. Supongo que todo el episodio se concibió para incluir la confidencia de Junot sobre el amante de Josefina (sí, estos son spoilers que cualquiera que haya leído una biografia de Napoleone Buona Parte, que era su nombre al nacer, debería conocer)
Las batallas están muy bien rodadas, no cabía esperar menos del director de Gladiator, aunque en algún momento la escala me parece reducida (los campos de batalla fueron mucho más amplios) y la exposición personal de Napoleón se exagera con fines dramáticos de manera demasiado apócrifa para mi gusto.
A pesar de que ha sido convenientemente editada (la versión que se estrenara en Apple TV durará hora y media más) la película se me ha hecho larga, de forma que lo mejor, esto es, Waterloo, se hace esperar demasiado.
Supongo que para atraer a la audiencia femenina, la película se detiene, excesivamente, en la relación con Josefina. No funciona, como atestigua el hecho de que la parte que más le ha gustado a mi madre (fan declarada de todos los líos de faldas del emperador) hayan sido las batallas, que en general suele detestar, pero algo tenía que rescatar del precio de la entrada (anécdota, es la primera vez que voy al cine con ella desde que tenia cuatro años, quedarse viudo provoca estas situaciones inéditas). Otro indicio de que no funciona es que el que esto escribe, que lleva más de cuarenta días consecutivos llorando, apenas se haya visto conmovido por la escena en la que Napoleón reacciona a la súbita muerte de Josefina.
Y esto nos lleva al meollo de la cuestión, el principal problema de una película que se llama Napoleón es el propio Napoleón. Nadie duda de que el actor principal es competente en su trabajo (aunque demasiado mayor para el rol, Napoleón era seis años menor que Josefina, Kirby tiene 35 años, Phoenix 49 y Napoleón falleció con 52, o sea se pasa el 98% de la película interpretando a alguien más joven sin que se molesten en caracterizarlo como tal) , pero lo que han conseguido entre director, guionista e interprete es dar vida a un personaje sobre el que podríamos escribir el siguiente disclaimer: “Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”
Napoleón es una figura históricamente controvertida. El debate podría resumirse en que unos lo sitúan junto a Alejandro Magno y Julio Cesar y otros lo consideran el predecesor directo de Adolf Hitler. La disyuntiva podría resolverse afirmando que los impulsos conquistadores siempre causan mortandad masiva (añádase a la lista a Genghis Khan, Carlomagno y Hernán Cortes), el matiz quizás radique en la megalomanía del líder de turno. Independientemente de la valoración moral que merezcan sus actos, en lo que casi todos los historiadores coinciden es en que Napoleón era indiscutiblemente un genio intelectual, algo que dejó patente en los aspectos legislativos, culturales y militares de su acción de gobierno. Sin embargo, en la película parece a veces un ser de corto cociente intelectual, otras un autista, y en general un inútil advenedizo que llegó a donde llegó porque todos los tontos tienen suerte, sensación a la que contribuye un infame doblaje al castellano. En mi opinión, es una autentica vergüenza lo que ha perpetrado Scott.
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19/06/23 00:32